Al Paciente con Amor

Caras vemos, corazones no sabemos…

Hay una máxima popular que dice: “Caras vemos, corazones no sabemos”, que aplica muy bien para describir a la depresión sonriente, la más peligrosa con efectos más graves.

Qué significa esto, que podemos ver a una persona con una sonrisa de oreja a oreja y pensamos que es feliz, sin embargo puede estar viviendo en un mar de trastornos emocionales.

Si, depresión sonriente, leíste bien. Y cuál es ésta, preguntarás. Es un tipo de trastorno con los mismos síntomas de la depresión clínica estandarizada con una particularidad que la hace única: la persona se oculta en sí misma.

Aunque internamente esté viviendo un sufrimiento enorme, crea un muro respecto al exterior en la que queda aislada, y hace que a ojos de los demás parezca una persona feliz o sin problemas aparentes.

La psicóloga sanitaria y psicoterapeuta, Cristina Agud, señala que si bien este tipo de depresión no aparece en los manuales oficiales de psicopatología, es una realidad mucho más habitual de lo que parece y que necesita visibilizarse para poder ser tratada.

La especialista explica que el auto aislamiento emocional al que se somete quien sufre depresión sonriente hace que sólo se vea una parte suya a nivel externo, la parte feliz, pero que se pase por alto una parte interna y oculta muy importante.

Cristina Agud escribe en el blog sobre salud de Mapfre, los detalles de la parte externa y de la oculta de una persona con depresión sonriente:

Parte externa:

*Apariencia de que todo va bien, de que no hay problemas a la vista. A veces enfatizan su bienestar demasiado exageradamente.

*Siempre se muestran de buen humor, hacen bromas.

*Se ocupan de sus responsabilidades como siempre han hecho.

*Buscan activamente estar con los demás como un intento de normalizar su estado interno, pero a veces es imposible de sostener y se aíslan.

*Cuidan su aspecto físico, las apariencias les importan.

*Ocultan el dolor que sienten y sus conflictos internos a las personas cercanas (familiares o amigos), pero quizá pueden hacer ciertas autorrevelaciones de su malestar con perfectos desconocidos en situaciones donde no se reencontrarán de nuevo.

*No acostumbran a ir a psicoterapia, pero sí pueden buscar información sobre salud mental en blogs, foros, libros de autoayuda…

*Tratan de estar siempre ocupados. Parar significa pensar y reevaluar su situación interna.

*Tienen arrebatos de ira sin motivo aparente. Es la manera en que se permiten a sí mismos expresar su malestar interno.

Parte oculta:

*Tristeza gran parte del día.

*Desmotivación o falta de interés para hacer cosas.

*Pérdida o aumento del apetito.

*Alteraciones del sueño.

*Agotamiento y falta de energía constante.

*Sentimiento de culpa, inutilidad o falsedad (sentir que está engañando a quien más quiere).

*Dificultades de concentración, para resolver problemas o tomar decisiones.

*Pensamientos recurrentes de muerte, a veces miedo a morir o a veces ideación suicida, con o sin plan específico.

Bien dicen que no todo es lo que parece, y el caso de la depresión sonriente es una de ellas. La especialista señala que es una de las más peligrosas y graves pues quien la padece al no reconocer el problema no busca ayuda ni entre sus familiares y amigos ni tampoco a nivel profesional.

De esta forma resulta difícil recibir apoyo de un especialista para ser tratado. Lo que hace que se vaya agravando más la parte oculta  y lejana su recuperación.

“Esto hace a la persona particularmente vulnerable a la idea del suicidio, que se percibe como la única manera de acabar con el sufrimiento. Muchos casos de suicidio consumado en el que los allegados no encuentran explicación al acto, ni lo pudieron prever, suelen ser casos de depresión sonriente”, refiere la psicóloga sanitaria Cristina Agud. PdC.

 Foto de Nguyen Tran.

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