Miscelánea

Severo problema: colisión de aves contra ventanas de edificios

Los grandes edificios con ventanales hermosos y resplandecientes que reflejan el azul del cielo, las nubes y el sol, son parte del paisaje urbano propio de las grandes ciudades, que parecieran inofensivos, sin embargo son la segunda causa de muerte de las aves migratorias.

Y es verdad, ¿quién al ir caminando no se ha topado a sus pies con una ave muerta? Uno voltea a los lados para ver si cayó de algún árbol y nos damos cuenta que no hay ninguno alrededor; esto podría tener una respuesta, que al ir volando se estrelló contra esos hermosos ventanales que reflejan la inmensidad del cielo.

Se estima que en áreas urbanas de Estados Unidos y Canadá ocurren hasta mil millones de muertes de aves al año, cifra que muestra un severo problema para la conservación de varias especies, de acuerdo con el artículo “Bird-building collisions in the United States: estimates of annual mortality and species vulnerability” (Loss, S.R., Will, T., Loss, S.S., Marra, P.P. 2014).

En el caso de las muertes por colisión se sabe que las aves chocan con las ventanas porque no las identifican como obstáculos y lo que perciben son la vegetación o el cielo reflejados, señalan expertas de la UNAM.

Manos en acción…

La UNAM, a través de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, tiene un proyecto de ciencia ciudadana para monitorear la colisión de aves con ventanas de edificios, considerada la segunda causa de muerte antropogénica más importante de estos organismos -sólo superada por la depredación por gatos- y que afecta más a especies migratorias.

Las académicas Harumi Shimada Beltrán y Paulina Uribe Morfín, junto con Ian MacGregor Fors -experto en aves, biodiversidad urbana y ecosistemas y profesor de la Universidad de Helsinki en Finlandia- coordinan la estrategia mediante la cual buscan dar soluciones a este fenómeno que se presenta en el campus y que preocupa debido a la creciente urbanización de nuestro país.

Shimada Beltrán explica que la iniciativa surgió ante la inquietud de la comunidad universitaria al encontrarse aves muertas alrededor de los edificios. La profesora Paulina Uribe planteó hacer un proyecto de ciencia ciudadana en el que participaran no expertos en el tema de aves, pero que sí son asesorados por el especialista MacGregor-Fors.

“Se decidió hacer un recuento de lo que pasaba en el campus y ahora el proyecto es parte de Laboratorio Interdisciplinario de Sostenibilidad; es una de las estrategias para proteger la fauna que hay en el campus, pues estamos en una zona peri-urbana. En este tiempo hemos visto que las aves migratorias son de las más afectadas”, detalla la investigadora.

Impacto urbano en las aves

De acuerdo al monitoreo y a la base de datos realizados por los alumnos de la ENES, 69 aves colisionaron en un año. La mayoría eran migratorias: gorriones pálidos (Spizella pallida), colorín azul (Passerina cyanea), colorín aliblanco (Passerina amoena), colibríes (Archilochus alexandri).

Así como aves residentes incluyendo palomas, jilgueritos (Spinus psaltria) y cernícalo (Falco sparverius). Los individuos que hallaron en el campus fueron donados al Instituto de Biología de la UNAM.

“Esta información es la evidencia del impacto urbano en las aves”, asevera Uribe Morfín, académica de la licenciatura de Desarrollo y Gestión Interculturales, quien añade que el proyecto ha servido también para reflexionar sobre la urbanización y el impacto que los humanos tenemos hacia otras especies.

Tener conciencia que pese a que la urbanización es una necesidad humana, de cobijo, dd resguardo, estamos impactando a otras especies.

Ahora los integrantes de este proyecto de ciencia ciudadana estudian cómo obtener financiamiento para colocar señales visuales, similares a calcomanías, en las ventanas de los edificios de la ENES León, para evitar que más aves colisionen.

Estas señales pueden ser patrones uniformes de figuras como franjas, líneas, cuadros, siluetas de aves o puntos oscuros.

Ocurren al amanecer…

Las académicas universitarias explican que estos impactos ocurren con más frecuencia durante las épocas migratorias de primavera y otoño y se registran mayormente al amanecer, pues es cuando las aves tienen más actividad.

De igual forma, se ha observado que las aves pequeñas que migran durante la noche pueden ser atraídas por las luces de los edificios.

Se sabe que hay especies que migran durante la noche desde el centro de Canadá y del centro-sur de Estados Unidos de América hacia el norte de México y hasta el sur del continente y utilizan las estrellas, entre otros factores, para orientar sus rutas de vuelo. En nuestro país son incipientes los estudios al respecto.

Se calcula que en México habitan más de mil especies de aves, lo que representa aproximadamente el 11 por ciento de la avifauna global y el tema de las colisiones cobra gran relevancia porque nuestro país se encuentra en constante y creciente urbanización, lo cual plantea un escenario preocupante. PdC.

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