Las mujeres nunca nos cansamos de dar sorpresas al mundo, ya sea en la ciencia, en la política, en las empresas y también en las artes.
Me gustaría platicarles un poco de la vida y logros de una gran mujer mexicana que marcó un antes y un después en el teatro mexicano, me refiero a Virginia Fábregas.
Nacida en Yautepec, Morelos, el 17 de septiembre de 1871, hija del español Ricardo Fábregas y de la mexicana Úrsula García. En la Ciudad de México ingresó a la Escuela Normal y se tituló como profesora en 1896. Se inscribió en la Academia Nacional de Bellas Artes. Trabajó como ayudante en la Escuela de Sordomudos.
Con apenas 17 años de edad, estuvo frente a al escenario del famoso Arbeu de la Ciudad de México. Era apenas solo una aficionada a las tablas, pero recitaba su monólogo sin problemas. Al final, la lluvia de aplausos marcó el debut de quien sería considerada la más grande actriz de América en su época: Virginia Fábregas.
De acuerdo con el historiador Armando de María y Campos, después de su debut, se presentó en el Teatro Principal y luego en una función de beneficencia de la Casa Amiga de la Obrera, frente a Carmen Romero Rubio, esposa del presidente Porfirio Díaz.
De ahí en adelante, la joven fue dejando poco a poco su carácter de aficionada para convertirse en una actriz muy aplaudida y reconocida en México y otras partes del mundo.
Pese a la reticencia familiar, en abril de 1892, en el Principal, se inició de manera formal en el teatro profesional, como “primera dama joven” de la compañía del español Leopoldo Burón.
Las funciones resultaron un éxito y se fue de gira por algunas ciudades del país e incluso viajó a La Habana, Cuba. Al regresar a México, ya venía acompañada de su hijo Manuel, lo que la llevó a dejar las tablas por un tiempo.
Para 1894, ahora como primera actriz de la compañía Alba-Fábregas, que presentó una exitosa temporada en la capital y en el sureste del país. Dicha asociación se disolvió al poco tiempo y se propuso crear su propia compañía, la cual se estrenaría nada más y nada menos que en el Arbeu en 1895.
Virginia Fábregas fue la primera actriz mexicana en disputar y ganar el lugar estelar y el aplauso del público a las intérpretes de las compañías extranjeras que tradicionalmente se presentaban en el país. Aparte, su reconocimiento como empresaria no tardó en llegar, en especial porque promovía la representación de obras de autores nacionales.
Virginia se asoció con su esposo Francisco Cardona para formar una compañía y arrendaron el Hidalgo, un teatro popular –ubicado en lo que hoy es la calle Regina de Ciudad de México– que convirtieron en un esplendoroso foro en el que en aquel entonces se daba cita la alta sociedad porfiriana.
Virginia y Cardona partieron rumbo a Europa para presentarse en los teatros de Madrid, donde fue muy bien recibida y elogiada por su talento y por su singular voz.
Para 1906 la compañía ya era propietaria del Teatro Renacimiento, inaugurado pocos años antes y al que más tarde nombraron Virginia Fábregas (el actual Fru Fru, en la calle Donceles).
Tiempo después, Virginia rompió con Cardona; sin embargo, ella continuó con su carrera: fue reconocida por el gobierno francés con las Palmas Académicas, era comparada con las mejores actrices europeas, organizaba giras por Centro y Sudamérica, actuaba en España.
Pese al éxito obtenido, al final de sus días sufrió las penurias económicas derivadas de una industria teatral que era avasallada por el cine. Sin embargo, para ella la función debía continuar, por lo que no abandonó los escenarios hasta que la muerte la despidió de este mundo, el 17 de noviembre de 1950, no sin antes recibir el aplauso de su público.
Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres y su legado llega hasta nuestros días mediante espacios como el Centro Cultural Virginia Fábregas y el Teatro Manolo Fábregas (fundado por su nieto, quien quiso honrar a su abuela al mantener su apellido), ambos en la colonia San Rafael de la capital mexicana; o a través de su bisnieto, el reconocido actor Rafael Sánchez Navarro.
Como siempre las mujeres sorprendiendo y ahora conocemos la vida de una gran artista que nos legó grandes teatros y una dinastía de grandes actores y actrices. CM/PdC.
Fuente: relatosehistoria.mx