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Obesidad, un factor de peso para no ser contratado

La expresión: “más vale ser un gordito feliz que una flaca infeliz” en estos tiempos o quizá siempre ha sido así, ya no vale, pues ya no es un consuelo preferir ser una “gordita o gordito feliz” a una persona delgada, pero amargada.

Y es que la discriminación de las personas que sufren de obesidad o sobre peso está a la orden del día en todas las áreas de la vida, haciendo menoscabo de su confianza y estima.

La discriminación por ser obeso es un problema que empieza desde los colegios y que con el tiempo, desafortunadamente, se da mucho en los centros laborales.

De acuerdo con Triple Pundit, hay estudios que muestran que la mayoría de los empleadores preferirían no contratar a una persona que tenga un sobrepeso visible.

Krystal Hardy Allen, fundadora y directora ejecutiva de K Allen Consulting, comenta que la discriminación por peso se refiere a cualquier forma de ofensa, daño u opresión basada en el peso de una persona, lo cual puede afectar negativamente su salud mental, emocional o física.

El trauma puede ocurrir en diferentes situaciones, tanto en relaciones de igual a igual como entre gerentes y subordinados, donde se niegan ciertas oportunidades debido a la percepción de que la apariencia física no es acorde con la imagen de la organización o la marca.

Las ramificaciones de la discriminación por peso son significativas e injustas. Los empleados pueden enfrentar una compensación más baja, menos oportunidades de promoción e incluso la negación de seguro médico debido a su peso.

Esto puede perpetuar la desigualdad y dificultar el progreso profesional de las personas con sobrepeso.

Además, la discriminación por peso puede tener un impacto negativo en la salud mental de los individuos. La sensación de insuficiencia y el síndrome del impostor pueden surgir cuando los empleados sienten que se les niegan oportunidades debido a su apariencia física.

Este tipo de trauma puede afectar el bienestar espiritual y la capacidad de rendimiento en el trabajo, señala Hardy Allen.

La buena noticia, concluye Allen, es que cada vez hay más organizaciones tomando conciencia sobre la discriminación por peso y los daños que puede tener para los colaboradores y a nivel productividad.

Abordar este tema de sesgo permite a las organizaciones promover así un entorno laboral más equitativo, inclusivo y respetuoso para todos los colaboradores. PdC.

 Con información de ExpokNews.

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