El testamento es algo en lo que no queremos pensar porque hablar de ello puede ser “ave de mal agüero”, según las creencias de la mayoría de los mexicanos.
Lo cierto es que no tramitar un testamento debidamente notariado, sólo dejará como legado: bienes intestados y muchos conflictos que pueden fracturar la unidad familiar.
Toda persona debemos dejar por escrito “nuestra última voluntad en un testamento para que cuando llegue el “momento”, los pocos o muchos bienes que se hayan obtenido en vida, no sean motivo para que se desate una batalla campal entre familia.
Es importante dejar claramente escrita la voluntad respecto a la forma en que se repartirán los bienes una vez ocurrida la “partida” y para eso existe el testamento, un instrumento legal útil para evitar problemas a futuro.
La profesora de la Facultad de Derecho de la UNAM, Yadira Aideé Huerta Reyes, comenta que temas como el testamento y herencia no deben pensarse como sinónimos de pleitos familiares o problemas legales, pues si se tramitan oportunamente y en forma adecuada, pueden proporcionar tranquilidad a la familia.
Nuestra última voluntad…
De acuerdo a la especialista, el testamento es el instrumento legal en el cual se plasma la voluntad de las personas para disponer de sus bienes y determinar, con el aval de un notario, cómo se distribuirá su patrimonio al momento de fallecer.
En el caso de la Ciudad de México, es el único válido para acceder legalmente a una herencia, mientras que en otras entidades federativas se consideran más modalidades y posibilidades para heredar, precisa.
Mucho ¡ojo!…
En este sentido, aclara que contrario a la creencia popular, los escritos o manuscritos que se suscriben en cualquier tipo de papel, carecen de validez legal.
“La realidad es que eso de que dejo escrita mi herencia en un papel o en una servilleta, solo se ve en las películas o en las novelas. Es una idea muy romántica, porque en nuestro país el único documento que se puede hacer valer ante tribunales es el testamento público y abierto”, alerta la profesora.
¡Fuera creencias!
La especialista en derecho civil y familiar señala que hay dos razones principales por las que la mayoría de las personas se resisten a tramitarlo: se considera que acudir ante un notario es engorroso y costoso; y porque hay la creencia de que al suscribirlo se puede propiciar una muerte anticipada.
“En México tenemos miedo de llamar a la muerte. Cuando le preguntamos a la gente si ya hizo su testamento las respuestas más recurrentes son: tú ya quieres que me muera, qué tal si luego luego me muero; o no me quiero morir tan rápido”.
Huerta Reyes insiste en que el objetivo principal de contar con un testamento es evitar conflictos a largo plazo que en numerosas ocasiones terminan distanciando a las familias, al no existir un documento oficial en donde se estipule cuál es el destino que queremos para nuestros bienes.
Para su elaboración ante un notario, el requisito es acudir de manera libre y voluntaria; al momento de nombrar a los herederos no es obligatorio detallar las motivaciones de cada una de las decisiones.
Respeto a la última voluntad
Lo más importante, dice, es que se especifique puntualmente cómo quedará el reparto del patrimonio para evitar confusiones futuras, además de que el documento puede modificarse las veces que se considere necesario.
En cualquier caso siempre habrá inconformes con la distribución de la herencia debido a que, desafortunadamente, todavía no tenemos la cultura del respeto a la voluntad de las personas.
Otro aspecto por considerar es la designación de la figura de un albacea que de manera obligatoria debe quedar asentada en el testamento; se trata de quien únicamente se encargará de administrar y supervisar que se cumpla la voluntad del testador.
“Hay personas que creen que el albacea es el dueño de la herencia y que puede disponer de la misma como se le da la gana, pero en realidad no es dueño de nada y solo debe fungir como administrador y brazo ejecutor de lo que disponga el autor de la herencia”, afirma Huerta Reyes.
La especialista refiere que debido a la desinformación sobre el tema, un número considerable de familias buscan otras opciones para, supuestamente, resolver rápido el tema de la herencia.
Lo cual lo hacen a través de mecanismos como donaciones en vida o ventas simuladas a bajo precio de las propiedades a heredar; sin embargo, esa simulación de actos jurídicos termina siendo más costosa y complicada que el trámite de un testamento.
Yadira Huerta considera que el mejor momento para iniciar el trámite es cuando las personas se encuentren sanas y en pleno uso de sus facultades, de tal forma que puedan elegir libremente quiénes serán los herederos y cómo se repartirá el patrimonio. PdC.