CDMX, Septiembre 25/23.- ¿Has escuchado sobre la violencia obstétrica, sabes qué es? Tiene que ver con una atención irrespetuosa en la que se fuerza a la mujer a tomar determinadas decisiones y no se respetan sus derechos reproductivos.
“Por ejemplo, en el momento del nacimiento se usan medicamentos para acelerar el trabajo de parto y no se respeta su evolución propia y natural”, comenta el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, de la UNAM, Juan Carlos Pérez López.
Es también el trato deshumanizado que se recibe durante la atención obstétrica; esto incluye el proceso de gestación, parto y puerperio. En el posparto se relaciona con la colocación de dispositivos anticonceptivos, sin su consentimiento; o peor aún, con su esterilización.
Y es que esa violencia obstétrica puede llevar muchas veces a la muerte. Las estadísticas muestran que de 2016 a 2021 murieron en México cinco mil 99 mujeres por causas relacionadas con la atención obstétrica. Significa que fallecieron cerca de 850 al año, aproximadamente dos por día.
Mortalidad materna…
Los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y del Grupo de Información en Reproducción Elegida, muestran que la mortalidad materna sigue siendo un problema grave en nuestro país.
Pero no solo eso, también representa uno de los peores escenarios a nivel social, porque la ausencia de la mamá condiciona la ruptura del núcleo familiar, señala el especialista universitario.
Cuando falta la madre…
Y es que cuando se pierde a la madre, las condiciones de desarrollo de los niños, de la pareja, se fracturan pues propicia circunstancias difíciles como:
*El abandono escolar.
*Disolución de la familia.
*De integración a la vida laboral a menor edad.
*Es un indicador de un mal progreso social.
Junto a la muerte materna están otros retos igual de importantes: combatir la violencia obstétrica y fortalecer el desarrollo del parto humanizado.
La atención a estas problemáticas forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas, estrategias y políticas de salud dirigidas a promover el nacimiento de niños sanos y la atención adecuada de las mujeres durante el proceso reproductivo.
Un parto humanizado, que consiste en crear un entorno amigable a este proceso, en el que la madre y su bebé sean atendidos en espacios dignos y limpios, con los recursos necesarios, y que no se les medique o realicen procedimientos invasivos innecesarios.
Pero lamentablemente…
En nuestro país, las mujeres de las comunidades indígenas y de entidades como Chiapas, Oaxaca y Guerrero son las más vulnerables a estas problemáticas obstétricas, quienes padecen violencia en mayor proporción y no acceden a unidades de salud que cuenten con personal capacitado y el material necesario para su atención.
Menos cesáreas
Pérez López, también maestro en Ciencias, comenta que al establecerse los Objetivos del Milenio se planteó que, como parte del mejoramiento a la salud materna, se practicaran menos cesáreas, aproximadamente 15 por ciento de estos procedimientos por cada 100 mil nacidos vivos.
Inicialmente se tenían indicadores de hasta 50 por ciento de los nacimientos por vía cesárea, se redujo e incluso llegó a mantenerse en un 25 por ciento.
La expectativa era llegar al 22 por ciento en el año 2020. Sin embargo, por la emergencia sanitaria por COVID-19 hubo una alteración en las cifras y actualmente nos encontramos entre el 20 y 22 por ciento del total de los nacimientos. Estamos todavía lejos de alcanzar el 15 por ciento”, refiere.
El experto destaca que el parto natural fortalece el vínculo entre la madre y su hijo y el apego inmediato, mientras que una cesárea tiende a separarlos.
Una cesárea implica cirugía mayor, es un procedimiento invasivo que requiere vigilancia de varios especialistas, del proceso de anestesia y los riesgos inherentes a ello.
También condiciona la recuperación del organismo materno, pues se expone a infecciones del sitio quirúrgico, asociadas con el procedimiento, y desde luego prolonga la hospitalización y los costos de atención.
Además, el tiempo de recuperación se alarga, así como las condiciones en las que se puede llevar a cabo un nuevo embarazo. Tras una cesárea no puede haber un embarazo en un periodo menor a dos años, pues puede haber complicaciones de fijación de la placenta, indica el especialista. PdC.