Al Paciente con Amor

Su diagnóstico no es sencillo, pero es prevenible y curable

Su diagnóstico no es sencillo, pues los signos y síntomas pueden presentarse cinco o hasta 20 años después de estar en contacto con una persona que padece de lepra, y éstos, pueden confundirse con cualquier lesión de la piel. 

Uno puede pensar que no lo tiene, pero se está incubando, y cuando aparece ya se ha establecido esta enfermedad.

CDMX, Enero 30/24.- La lepra es una enfermedad infecciosa y curable; es producida por la bacteria Mycobacterium leprae y es de muy lento crecimiento. La transmisión es por contacto estrecho, aunque no se sabe exactamente si es a través del contacto piel-piel, piel-mucosas.

Incluso, algunos autores indican que a través de las secreciones de la nariz se arrojan cantidades de bacilos que pueden inocular a través de piel o de mucosas”, puntualiza la académica del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, María del Rosario Morales Espinosa.

¿Cómo podemos saber si una lesión en la piel es lepra?

Una de las primeras manifestaciones son las lesiones en la piel, que suelen ser manchas descoloridas, rojizas o con bordes activos, pero el signo de alerta es la falta de sensibilidad en la zona.

Dependiendo del avance de la enfermedad, el bacilo puede invadir más profundamente o hacia los lados del tejido; si lo hace en glándulas sebáceas, las lesiones se observarán resecas; si hay afección de glándulas sudoríparas, se pierde la humedad en la zona comprometida.

El bacilo, explica la especialista, tiene afinidad por los troncos nerviosos, apreciándose engrosamiento de los troncos afectados y, por lo tanto, pérdida de la sensibilidad en toda la zona que inervan.

“Si se sospecha de lepra y uno se encuentra en una zona donde hay casos, toda lesión dérmica debe ser explorada para determinar que la sensibilidad esté presente o ausente, lo primero que se pierde es sensibilidad al calor o frío y después al dolor.

Ante la sospecha de lesión a causa de lepra se debe canalizar a la persona con un especialista a un centro de dermatología para que le realicen estudios posteriores de confirmación”, añade la experta.

Prevenible y curable 

Aun cuando no se ha erradicado la lepra en nuestro país, ya que existen casos en 28 estados, con detección y atención adecuada se puede evitar que el paciente tenga lesiones deformantes o discapacitantes.

La experta señala que es posible prevenirse a través de vigilar los contactos de los pacientes. Una persona puede tener miles en cierto tiempo y por ello son necesarios los estudios epidemiológicos.

Que consisten en localizar al enfermo, saber qué lugares y a quién visitó, y orientarlos respecto a qué deben hacer si presentan cualquier tipo de lesión, a fin de descartar que sea producto del contagio de la lepra.

¿Quiénes son los más vulnerables?

No todas las personas que han estado en contacto con un paciente de lepra la desarrollan, solo los más susceptibles.

Es decir, quienes tienen un sistema inmune comprometido con alguna enfermedad debilitante como cáncer, síndromes de inmunodepresión, enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes, y niños, ya que su sistema inmune no está en todo su potencial.

Benigna y maligna

Hay países donde todavía estos pacientes son estigmatizados, como en India o en zonas de África o Asia. Esto se debe a que, al perder sensibilidad, la persona puede autoinfringirse heridas que no nota, porque no duelen y derivan en mutilaciones que agravan su aspecto.

En México, precisa la experta, el tipo que se registra con mayor frecuencia es tuberculoide y es, hasta cierto punto, la lepra benigna.

“Son básicamente lesiones de piel sin una deformación franca, esto depende del sistema inmune competente del individuo, que permite controlar la replicación del bacilo confinándolo a un granuloma y sin tanta destrucción de tejido”.

También existe la lepra lepromatosa, que es la forma maligna; se manifiesta con más frecuencia en continentes como África y Asia.

Los pacientes tienen un sistema inmune hiporeactivo, por lo que no hay control del bacilo, lo que genera lesiones en forma de granos o montículos con gran cantidad de bacilos y afectación de tejido, nervios, huesos y cartílago, generando deformaciones, sobre todo en el pabellón de orejas, el tabique nasal, las falanges distales tanto de manos como de pies.

Tratamiento

 Es a base de medicamentos, dependiendo del tipo de lepra que se presenta y su evolución. “Básicamente son dos fármacos combinados y debe darse bajo vigilancia. Se administran hasta por 12, 24 meses, según la gravedad de la enfermedad”, indica.

A los cinco o seis meses las lesiones empiezan a desaparecer, y es frecuente que los pacientes abandonen el tratamiento, ante lo prolongado que resulta. Sin embargo, es importante terminarlo, ya que puede haber reactivación de la enfermedad.

La académica de la UNAM comenta que existe una red llamada TAE, de tratamiento vigilado y controlado, donde personal de salud -ya sea enfermeras y/o trabajadoras o trabajadores sociales, incluso médicos- supervisa que el paciente tome el medicamento y, en ocasiones, se le cita en el centro de salud; si no acude, lo buscan en su domicilio.

“Tenemos que prevenir esta enfermedad y una vez que se diagnostica, dar tratamiento, pero no olvidarla, porque si lo hacemos, cuando menos lo esperemos, vamos a tener una multiplicación de casos. La lepra puede prevenirse, controlarse y curarse”, insiste.

Este padecimiento, recuerda Morales Espinosa, ha acompañado al ser humano a lo largo de su evolución, está documentada en pasajes bíblicos en los que se menciona cómo era el comportamiento de la sociedad con estos enfermos, se les confinaba a determinados lugares. PdC.

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