¡Hola hola, aquí de nuevo! ya ven que les conté que en casa hice cambios por eso esta Loca junto con su Sr. Miau, Maya y Wera estuvimos un rato desaparecidos, la verdad es que también aproveché para tomarme unas largas vacaciones que además de merecerlas, las necesitaba.
Aunque no pude salir de la ciudad por lo recortado que quedó mi presupuesto por las reparaciones que hice a la casa, la pase bien. Viajar implicaba llevarme a las “bendiciones” y quedarnos en un hotel pet friendly, que no hay muchos, o dejarlas aquí en un hotel para mascotas… la cuestión es que en esta ocasión los dineros no alcanzaron para esas comodidades.
Lo bueno de no haber salido de viaje fue que pude dar unas caminatas largas con la Wera, Maya y el Sr. Miau. Y bueno en una de estas andanzas por las calles de esta ciudad, sucedió algo que les quiero platicar: tengamos cuidado con el perro.
Por fortuna iba sola, no llevaba a mis “mosqueteros” cuando sucedió algo que a punto estuvo de convertirse en una verdadera tragedia. Y aunque estoy media loca o hasta loca y media… no estoy exagerando, ya leerán, juzguen ustedes…
Como bien dicen: los accidentes ocurren en un instante, en un abrir y cerrar de ojos.
Caminaba por una calle muy transitada, a unos cinco o siete metros delante de mí y de frente venía una persona con dos perros: al pequeño lo llevaba con correa, pero al grande no, iba suelto…
Más tardo en contarles que en lo que pasó…
De pronto el perro que iba sin correa emprende la carrera, se cruza la calle, la tutora corre detrás de él junto con el lomito pequeño; al momento que los canes y la persona atraviesan la calle se oye el chillar de unos frenos y el golpe de dos coches; mientras, el can, más veloz, llega al otro lado de la banqueta y se le echa encima a un lomito que en ese momento pasaba con su tutor; por la inercia y la velocidad que lleva el perro derriba a la persona, la rebota contra la pared y cae de espaldas, los canes se empiezan a pelear, pese a que el can agredido es pequeño, no se echa para atrás y le da batalla al lomito agresor.
Entre gritos, ladridos, rasguños y mordeduras, pues tuvo que meterse entre la pelea de los canes, la tutora logra ponerle la correa a su perro y prácticamente se lo lleva a rastras; el hombre que fue derribado, como puede logra levantarse, se ve aturdido por el golpe, a la distancia vemos que es una persona de la tercera edad, tambaleante se va sobando la cabeza.
El conductor que frenó el auto, le grita tremendas palabrotas muy, pero muy merecidas a la mujer que llevaba el perro sin correa, pues sin más ni más, sin disculparse con el anciano que cayó ni acercarse a él para ver qué se le ofrece, si resultó herido o no, se va como si nada dejando ahí un tremendo caos: a un conductor a punto del infarto pues de no haber tenido sus reflejos al cien hubiera matado a la mujer y a los dos perros. Ah, bueno, por si fuera poco, el carro que venía detrás del que frenó se estrelló contra éste.
Resultado: un conductor casi infartado, dos autos averiados, un anciano asustado y golpeado, y dos perros heridos pues la pelea sí que estuvo feroz.
Moraleja: ¡cuidado con el perro!, por mucho que esté bien adiestrado hay que llevarlo con correa, no sabemos cómo va a reaccionar al ver a otro lomito, pudiendo provocar un accidente fatal.
Como siempre, te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.
Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…
Foto de Thijs van der Weide.
