CDMX, Diciembre.- Hasta antes de la pandemia de COVID-19 pocos nos atrevíamos a comprar por Internet, a la mayoría nos agradaba más recorrer los almacenes; tocar, oler, comparar precios y ver la calidad del producto a adquirir; además de disfrutar al entrar y salir con las bolsas llenas de compras.
Pero no solo eso, el escuchar que a través de las aplicaciones te roban tus datos bancarios, que te hacen fraude porque compras, pagas y nunca te llega lo que pediste o que lo que tu compras no es lo mismo que te entregan, y bueno muchas razones más que nos generaba una sensación de miedo e incertidumbre y por lo consiguiente pues no nos atrevíamos a comprar por Internet.
Pero por las circunstancias sanitarias que vivimos el año pasado, tuvimos que quitarnos el miedo y pasar de recorrer a pie los almacenes a recorrer las “tiendas digitales” porque en un abrir y cerrar de ojos cambio nuestro día a día.
Fue así como el e-commerce se metió hasta la cocina. Y como dijera Carola García Calderón, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, los mexicanos perdimos el miedo a las transacciones electrónicas y con ello el e-commerce creció.
La Asociación Mexicana de Venta Online dice que 56 por ciento de la población compró algún producto por medios digitales y más de 80 por ciento lo hizo vía móvil.
La adquisición de productos se dio mediante las ventas en línea y la comunicación fue posible a través de diferentes plataformas, destacaron los especialistas de la citada facultad que participaron en el coloquio “La nueva normalidad, la nueva publicidad”.
Innegablemente, durante este tiempo aumentó el e-commerce y los comercios informales se trasladaron a plataformas como WhatsApp e Instagram.
Fue así que los meses de confinamiento hicieron que los hábitos de consumo mudaran y se comprobó que ahora infantes, adolescentes e incluso adultos pasan más tiempo en las aplicaciones digitales, a las que se traslada la publicidad. PdC.