Las comparaciones o sobrestimaciones en la infancia: “tu hermana es mejor”, “no eres bueno en la escuela” o, por el contrario, “eres un campeón”, en personas depresivas, con trastornos de ansiedad, déficit de atención e hiperactividad, con el tiempo pueden propiciar el “síndrome del impostor”.
Fenómeno que se caracteriza por la insatisfacción permanente, pese a los esfuerzos hechos para lograr el éxito; para quien tiene el síndrome nunca es suficiente lo que hace.
Ellos tienen la idea de que pudieron hacer algo mejor, lo cual lleva a la pérdida de motivación: “¿para qué hago tal o cual cosa si no alcanzo los estándares que me propongo?”, explica la especialista Laura Barrientos Nicolás de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Su “pesimismo defensivo” los hace mentalizarse o programarse para no lograr lo que se proponen. Se anticipan pensando que algo no va a suceder o no van a lograrlo para que, en caso de que así ocurra, no se sientan tan lastimados, señala la experta.
El tipo de personalidad y la propia percepción de qué es el éxito, el fracaso, la competencia, también lo puede causar.
¿Quién lo presenta?
Clínicamente se reconocen cinco subgrupos del síndrome del impostor: el de los perfeccionistas, quienes establecen expectativas demasiado altas para sí mismos. Sin embargo, aunque cumplan con 99 por ciento de sus metas se sentirán fracasados, porque ese uno por ciento los hace pensar que no tienen la habilidad ni la competencia para lograr la perfección.
Otro es el de los expertos, quienes buscan nuevas capacitaciones, certificaciones o diplomados porque no se asumen competentes. Ante la oportunidad de un empleo, no acuden hasta que tienen la certeza de que cumplen absolutamente con los requisitos.
Uno más es el de los “genio natural”, quienes caen en la trampa mental de que sí algo les costó trabajo “significa que no soy tan bueno como piensan los demás”. Eso los lleva a la idea errónea de que son impostores.
Se suman los individualistas, quienes tienen la necesidad de “hacer todo” para no pensar que son un fracaso o un fraude. Están convencidos de que deben hacer diversas cosas, sin pedir ayuda, para alcanzar el éxito.
Asimismo, los superhumanos, es decir, aquellos que se esfuerzan cada día, más que los demás, por su necesidad de triunfar en todos los aspectos. Quieren ser el mejor padre, estudiante, pareja, en los negocios, etcétera, y padecen estrés constante por estas autoexigencias.
Cuando provoca problemas a nivel interpersonal, académico o laboral, quien lo padece debe buscar apoyo psicológico (de tipo cognitivo-conductual), psicoterapia que lo ayudará a identificar este tipo de creencias erróneas para que no lo afecten.
El síndrome se presenta más en personas que padecen problemas afectivos tipo depresivo, con trastornos de ansiedad generalizada y por déficit de atención e hiperactividad. Si no es suficiente el tratamiento psicológico, Barrientos Nicolás recomendó consultar al psiquiatra. PdC.