El agua de la Bahía de Mazatlán se calienta más rápido que el promedio de los océanos del mundo, de seguir así los ecosistemas que habitan ahí se verían impactados gravemente; hay especies que requieren ciertos niveles de temperatura para vivir; algunas morirán otras emigrarán.
Es un escenario que suena catastrófico y los cálculos todavía están en un papel, de hacerse realidad entonces sí que sería más que catastrófico.
Como ejemplo de ello, es el “blanqueamiento de los corales”: cuando hay eventos que suben dos o tres grados la temperatura máxima de las aguas del Caribe, una gran parte de los corales se blanquea y no todos se recuperan, dicen los expertos.
Un estudio del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, revela que durante los últimos 40 años hubo una tendencia de aumento en la temperatura promedio de 0.57 grados Celsius por década, mayor que el global.
Si bien los océanos del mundo se están calentando en promedio a una velocidad de casi dos décimas de grado por década, en el análisis de los expertos ven un número superior a medio grado por década, es decir, que cada 20 años la temperatura ha aumentado en un grado.
Puede no parecer mucho, pero a los ecosistemas costeros les provoca un impacto importante, alerta Joan Albert Sánchez Cabeza, quien con un grupo de especialistas, todos ellos de la UNAM, participó en el estudio Rapid surface water warming and impact of the recent (2013-2016) temperature anomaly in shallow coastal waters at the eastern entrance of the Gulf of California, difundido por la revista científica Progress in Oceanography.
En el refiere que de mantenerse la temperatura del vital líquido en la zona podría subir hasta siete grados para 2100 y transformar radicalmente el ecosistema.
¿Por qué aumenta la temperatura en esa zona?
El incremento está relacionado con el calentamiento global inducido por el ser humano, pero en este caso, que es más rápido, puede ser como efecto causado por la poca profundidad del líquido, influencia creciente del agua superficial tropical más cálida transportada por la corriente costera mexicana y el traslado de aguas más cálidas procedentes del Pacífico Occidental durante los eventos de El Niño.
¿Cuáles serían las afectaciones?
El especialista en calentamiento global y cambio climático comenta que los organismos de la región como los peces, aunque tienen cierto grado de tolerancia a los cambios de temperatura, muchos no pueden vivir por arriba o por debajo de cierto nivel, lo que los orillaría a emigrar.
Con esta tendencia, argumentó, habrá algunas que desaparecerán de manera progresiva por este traslado; el ecosistema se va a transformar. No se pude generalizar, porque depende de cada una; pero, en general, se modificarán, como ocurre en otras partes del mundo.
Explica que este es el impacto local/regional, pero al calentamiento se sumarán otras situaciones: las aguas cada vez tienen más materia orgánica, lo que provoca que descienda el oxígeno; el aumento en la temperatura del planeta ocasiona que el nivel del mar suba. Esto afecta a las zonas más sensibles: las costeras.
En el caso de la Bahía de Mazatlán serán aguas más contaminadas y pobres de oxígeno, lo que generará problemas para las comunidades pesqueras. Aunque estos cambios son lentos y es difícil percibirlos, la situación se presenta. Las temperaturas cada vez serán más extremas, sentenció Sánchez Cabeza.
Para el científico, el mensaje principal es que la responsabilidad es de cada uno de nosotros, qué hacemos porque somos muchos y ejercemos una enorme presión sobre el planeta. El cambio que se debe producir es uno cultural en cada persona; tenemos que ser conscientes de que cada acción que realizamos o lo que consumimos, o qué vehículo usamos para transportarnos, contribuye a este impacto.
“Eso se ve a escala local y global: tenemos contaminación, aumento del nivel del mar, destrucción de la zona costera… El daño que le estamos haciendo al planeta es impresionante. Tenemos que empezar a aprender a convivir con él, porque si no, la vida se nos hará muy difícil”, advierte. PdC.
