Cuando te dicen que estás embarazada, no hay noticia más maravillosa en el mundo que saber que uno de los sueños para muchas mujeres se ha cumplido y todo es alegría, felicidad, emoción hasta que te pones a pensar y… ¿seré una buena madre, podré educar bien a mi hijo?… y una infinidad de preguntas que uno se hace y te seguirás haciendo durante toda tu vida.
El portal mejorconsalud.as.com refiere sobre los tipos de mamás que existen, que de acuerdo a estudios de los expertos pudieron definir con el objetivo de determinar conductas y promover correctivos.
Mamá autoritaria
Establece normas claras. Tiende a razonar de forma afectuosa y respetuosa. No impone un orden, aunque sí es firme en lo que pide a su hijo, siempre sin dejar de ser cariñosa y tierna. No utiliza el miedo y el castigo, sino razona con el niño y escucha su punto de vista a pesar de no estar de acuerdo.
Tiene las siguientes actitudes: ayuda a sus hijos a ser independientes; enseña a que los niños aprendan a valerse por sí mismos; fomenta la reflexión sobre las consecuencias negativas que tienen los actos; explica a sus hijos lo que se espera de ellos en función de su edad y su nivel de madurez.
Mamá tigre
Es muy exigente y autoritaria. Tiene personalidad enfocada en logar la perfección de sus hijos a partir de una disciplina férrea. Las normas no se discuten, está convencida de que su forma de criar es la garantía para lograr el éxito en la vida de sus hijos.
Por este motivo, a veces los niños se encuentran en situaciones en las que no tienen tiempo para jugar, ni para compartir tiempo de ocio con otros niños de su edad. Las altas expectativas solo aceptan un “excelente” en el desempeño académico o en las actividades complementarias que realiza el niño.
Puede lograr tener un hijo excepcional en los estudios o un virtuoso en una práctica deportiva o artística. Pero hay que preguntar si sus hijos son felices mientras alcanzan esos resultados.
Mamá obediente
Es permisiva y sumisa. Está tan preocupada por ser amiga de sus hijos que se olvida de ejercitar su rol de madre, no establece normas por temor a que sus hijos sufran o se frustren, como señala el trabajo publicado en la revista Psicotherma.
Esta madre es posible que haya aprendido a obedecer las órdenes de su mamá, de forma que se convirtió en una persona insegura, tiende a ceder a lo que le pide el hijo, quien poco a poco se hace más exigente hasta ser un tirano. El hijo no conoce límites, no sabe esperar, incluso maltrata y es egocéntrico.
Mamá ausente
Delegan la educación y crianza de sus hijos en terceros. Los motivos de su ausencia son diversos, y aunque procuran llenar los vacíos emocionales, lo cierto es que no están disponibles para cuando se necesita un elogio o una reprimenda.
Desde las que tienen horarios de trabajo muy exigentes para lograr el sustento del hogar, hasta las que no se involucran en la crianza de los hijos aún estando presentes. Como no brinda suficiente acompañamiento emocional, sus hijos pueden desarrollar problemas en relación con la empatía y la compasión.
El papel de madre es difícil ya que no hay un libro, escuela o gurú que nos enseñe; lo que aprendemos de cómo ser mamá es de acuerdo a nuestra vida y a nuestra mamá y lo más lógico es que todas tengamos un poco de estos tipos, ya que no hay la madre perfecta, pero lo importante es analizarnos y encontrar en qué podemos mejorar y lograr tener unos hijos, seguros, libres, respetuosos y amorosos.
Con esto ya podemos decir que hemos logrado un buen trabajo, que es difícil y que dura toda la vida. CM/PdC.
