Asados, crudos, con cebollita, o en ensalada, al escabeche o guisados con carnita (la que más te apetezca), sin duda es el invitado distinguido de las parrilladas mexicanas; a los nopalitos los podemos encontrar en ensaladas, como guarnición, en postres y diversidad de platillos; también son utilizados para elaboración de mermeladas, tortillas, entre muchos más usos alimenticios, no me digas que no, ya hasta se te antojó.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural es un producto que se ha domesticado en el país desde hace aproximadamente ocho mil años y fue el alimento principal de los grupos chichimecas, ¡imagínate! que de importante es que existen más o menos mil 400 especies de la Familia Cactaceae, de los cuales 670 viven en México, y de éstas, 518 son endémicas.
Y por si no lo sabías, te platico que el territorio mexicano se considera el centro de mayor diversidad de cactus del continente, así como el centro de diversidad de los nopales.
Con un alto contenido en zinc, fósforo, calcio y vitamina C, los nopales ayudan a reducir el colesterol elevado, controlan el exceso de ácidos gástricos, protege la mucosa gastrointestinal y previene úlceras en el estómago.
Además previene la diabetes, combate obesidad, nos ayuda a mantenernos hidratados, en ocasiones hasta es el remedio para diarreas.
En México, el nopal es utilizado en diversas áreas de la alimentación, la ganadería, el arte, la construcción, la industria farmacéutica y cosmética, y mucho más.
Por ejemplo recuerdo que en casa de mis papás había una pared que siempre tenía humedad y se le hacía un poco de salitre, bueno pues un albañil que llegó a darle mantenimiento, después de cuatro reparaciones que ya había tenido anteriormente, le preguntó a mí mami:
“Señora, ¿le gustan los nopales?” Mi mamá contesto sí; “pues necesito me compre unos cinco kilos y me los ponga a hervir; los nopales se los pueden comer, pero necesito me guarde la baba que sueltan para curar su pared…”
Bueno, pues que les platico, que el señor Oscar hizo una mezcla con la baba del nopal y tres productos más, que luego la aplicó pacientemente a la pared. Hizo el mismo procedimiento por tres veces más en un mes; por supuesto en casa comíamos nopales todos los días, pero hoy en día, a dos años de la última reparación, la pared sigue bonita, cuando antes cada tres o cuatro meses tenían que arreglarla.
Cuando le pregunte al señor Oscar ¿por qué la baba de nopal? me platicó que esa era la manera en que nuestros antepasados se deshacían de la humedad, poniendo baba de nopal en sus casas; además que mezclada con algunos otros materiales, se convertía en una especie de cemento para ensamblar las piedras con las que construían las paredes de sus casas. No cabe duda que cada día se aprende algo nuevo.
Como leen, el nopal es bueno, rico y afortunadamente, todavía uno de los alimentos que sigue al alcance de los mexicanos, pues ocho nopales cuestan 10 pesitos en el tianguis.
¿Entonces que, cuándo nos comemos ricos unos nopalitos? VTL/PdC.