Grandes cantidades de azúcar, grasas, sal y componentes químicos que contiene la comida chatarra compiten contra el gran valor nutricional de verduras y frutas. Desafortunadamente, los primeros son más apetecibles para jóvenes y niños.
El 40 por ciento de las calorías consumidas por niñas y niños en edad preescolar proviene de alimentos ultra procesados. Cuatro de cada cinco preescolares consumen de forma cotidiana bebidas endulzadas; apenas uno de cada tres consume verduras todos los días.
Refiere la Encuesta de Salud y Nutrición 2020 publicada por el Instituto de Salud Pública de México (INSP).
Pero esto no para aquí, el Jefe de Nutrición de UNICEF en México, Mauro Brero dice que millones de pequeños reciben una alimentación caracterizada por una ingesta insuficiente de nutrientes que pone en peligro su desarrollo al causar daño irreversible en su organismo y mente.
Datos del informe “¿Una alimentación para el fracaso? La crisis de la alimentación infantil en los primeros años de vida”, destaca que uno de cada cinco infantes menores de cinco años en nuestro país padece de mala nutrición, bien sea desnutrición crónica, carencia en micronutrientes o sobrepeso y obesidad.
El análisis de UNICEF, realizado entre 91 países, señala que, en México en particular, uno de cada cinco bebés de entre 6 y 23 meses no recibe el mínimo de comidas diarias recomendadas para su edad, y sólo uno de cada dos consume el mínimo de grupos de alimentos esenciales para su desarrollo.
Ante estos datos que revelan una realidad preocupante en cuanto a la salud de nuestros niños, es importante reforzar a diario, durante la infancia y la etapa adolescente, el consumo de este tipo de alimentos imprescindibles para un excelente desarrollo del organismo en su fase de crecimiento.
Señala en un comunicado la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), con motivo del Día Latinoamericano de las Frutas 2022 celebrado el pasado 4 de agosto.
Destaca que los infantes pueden aprenden a consumir frutas y verduras desde muy temprana edad, cuando sucede la etapa de ablactación, es decir, tras haber amamantado con leche materna al bebé un mínimo de seis meses.
Explica que el paladar del recién nacido aprende desde entonces a disfrutar el sabor de las frutas y verduras libre de azúcares y sustancias adictivas como el azúcar, con lo cual le estaremos regalando las bondades de la prevención para su salud en todas las etapas de su vida, un verdadero seguro de vida.
El hábito de comer diariamente frutas y verduras se desarrolla por imitación, al reunirse a degustar los alimentos en familia, pues los más jóvenes observan de manera natural cómo los adultos gozan de un buen plato de fruta en el desayuno, o de una jícama, manzana, mango o tuna como colación.
A la hora de la comida, es estimulante ver en la mesa una robusta ensalada donde contrastan los vivos colores de las verduras, el tono guinda del betabel, el naranja de la zanahoria, los variados tonos verdes de la espinaca, perejil, berros y lechugas.
La idea es enseñar desde pequeños el consumo saludable de estos alimentos, pues las nuevas generaciones desconocen el sabor y el valor nutricional de las frutas y verduras portadoras de vitaminas, minerales y elementos antioxidantes que fortalecen el sistema inmunológico, así como la fibra necesaria para eliminar adecuadamente aquello que ya no le es útil al organismo. PdC.
Foto de cottonbro.
Que importancia tiene el enseñar a nuestros hijos a comer verduras y frutas.