Uno de los modos de vida de nuestros antepasados era la elaboración y venta de macetas, ollas y cazuelas de barro; no obstante, actualmente en regiones del país, incluso en algunas comunidades de la ciudad continúan con esta actividad.
Como pueblo tradicional que somos, en muchos lugares del país es costumbre preparar la comida en utensilios hechos a base de este material porque le da un sabor muy peculiar y sabroso a los guisos que se cocinan en ellos.
Sin embargo, cuando la cazuela o la olla es nueva, los poros del barro están abiertos, para sellarlos hay que darles un tratamiento especial que nuestra gente le llama “curar”, porque si la exponemos así a la lumbre no solamente puede agrietarse, sino hasta explotar.
Además, porque al estar esmaltadas pueden contener plomo, material tóxico que al entrar en el organismo afecta órganos y tejidos. Entonces, por estas dos razones hay que “curar” estos utensilios tradicionales de cocina.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) nos advierte de este peligro y nos comparte una manera fácil de curar la hermosa ollita de barro que se volverá nuestra favorita, porque unos ricos frijolitos que se hayan cocido a fuego lento nos van a saber a gloria, mmm que rico!!
Recomienda colocar vinagre blanco en un 25 por ciento del volumen de la pieza o sumergir una parte de ella en dicho líquido y mantenerlo ahí durante 24 horas. Pasado este tiempo lavarla muy bien y verificar que no se haya tronado o roto; nos daremos cuenta que perdió un poco de brillo y su textura se volvió rasposa, es normal, ahora si ya se puede usar.
Otra forma de curar nuestra olla de barro es lavarla con abundante agua tibia y detergente para remover restos de suciedad y pegamento, secarla bien, llenar más de la mitad de la olla con agua y ponerla a hervir una media hora, después apagar el fuego, tirar el agua y volverla a secar, ahora si luego de este ritual ya puedes utilizarla.
Yo conozco otro modo de curarla que aprendí de mi abuelita, aunque un poco mal oliente, pero no menos efectiva. Ella dejaba la ollita remojándose en agua toda la noche, al otro día la secaba muy bien y pelaba los dientes de una cabeza de ajo con los cuales frotaba minuciosamente por dentro y por fuera, después agregaba agua hasta un cuarto de la olla y una taza de vinagre que todo mezclado ponía a hervir hasta casi consumirse el líquido; luego de todo este proceso la lavaba muy bien y ya quedaba lista para usarse.
¿Conoces algún modo de curar las ollas y cazuelas de barro?, compártelo con nosotros. Ahora si sírvanme estos ricos frijolitos y pásenme una tortilla. VTL/PdC.
Foto de Tony Wu.