Considerada la nueva epidemia del siglo XXI, el Alzheimer es un padecimiento mental incurable que en un porcentaje reducido de casos se debe a causas genéricas, sin embargo en la mayoría es provocada por enfermedades como diabetes o por hábitos alimenticios como el alto consumo de grasas.
Aunque un porcentaje reducido de casos de este padecimiento se debe a causas genéticas y hereditarias, en la mayoría participan enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión.
Así como hábitos de vida como el sedentarismo y alto consumo de grasas y azúcares refinadas (que también se convierten en lípidos), asegura la experta del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, Ana Brígida Clorinda Arias Álvarez.
La científica trabaja desde hace 25 años en temas de envejecimiento cerebral y enfermedades asociadas; por ello, investiga qué causas bioquímicas están relacionadas en el mecanismo básico que produce algunas lesiones en el cerebro de las personas con Alzheimer.
Y encontró que el consumo de dietas altas en grasas podría ser una de las causas de este mal.
En el Laboratorio de Neuroquímica del IIBO, Arias y sus colaboradores estudian modelos de ratones transgénicos que sobreexpresan la proteína beta-amiloide y producen la proteína tau anormal. “Nos interesa saber en la progresión del padecimiento qué otros elementos aparecen asociados al envejecimiento que pueden agravar el padecimiento”.
Analizan la bioenergética de la neurona, porque algunos de los factores de riesgo que se han descrito son por estilo de vida: obesidad, hipertensión, diabetes, precisa Arias Álvarez.
“Nos hemos enfocado a estudiar algunos de estos marcadores, cómo afectan las dietas altas en grasa a la función neuronal y se relacionan con situaciones bioenergéticas neuronales. Queremos saber qué mecanismos desencadenan la aparición de estos marcadores que son las placas y ovillos”, indica.
Aunque no hay evidencias científicas, se piensa que el origen de la enfermedad se debe a una combinación de factores de riesgo, algunos de ellos no modificables como la edad o la genética; y otros modificables, como el estilo de vida.
El Comité de Médicos por una Medicina Responsable publicó un estudio en donde se presentan siete hábitos que podrían reducir de 70 a 80 por ciento la presencia del Alzheimer.
Algunos de ellos es reducir el consumo de grasas saturadas; que verduras, frutas y legumbres sean la base de la pirámide alimenticia; consumir alimentos con vitamina E y alimentos con vitamina B12; evitar los multivitamínicos con hierro y cobre (a menos que lo indique un médico); evitar cocinar en ollas y sartenes de aluminio, además de mantenerse activo físicamente. PdC.