Miscelánea

Escuchar y practicar música, modifica el cerebro

Es una evidencia contundente, que la práctica musical sí genera cambios a nivel estructural en el cerebro, y esto, entre más temprano se inicie, se notará el impacto a más largo plazo, revelan los estudios realizados por la académica e investigadora de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, Gabriela Pérez Acosta.

Incluso, cuando alguien empieza a estudiar un instrumento a mayor edad, pero lo hace constantemente por largo tiempo, puede conseguir cambios a ese nivel.

Por ello se han utilizado algunas terapias de ejecución de instrumentos para tratar de detener cierto deterioro cognitivo en personas adultas mayores, explica la especialista.

Gabriela Pérez aclara que existen diversas formas de oír música; depende del tipo de escucha como nuestro cerebro participará en esa experiencia, “porque es distinto ponerla de fondo, donde uno cree que está escuchando, pero en realidad está como acompañamiento para realizar otra actividad que te demanda más atención”.

Ahora, cuando empezamos a tener una respuesta emocional ante la música, también se generan activaciones de memoria, por ejemplo empezamos una evaluación (inconsciente), a tener recuerdos: esta canción me recuerda un evento específico, me provoca una emoción que se parece a algo que viví en otro momento; ahí hablamos de que se activaron procesos de atención y de memoria.

La maestra en Música por la FaM e instructora de entrenamiento auditivo señala que también existen personas quienes tienen la necesidad de un cierto nivel de volumen, para tener una respuesta emocional más marcada ante la música.

El volumen por sí mismo no tiene un efecto emocional particular, depende cómo esté cada individuo acostumbrado a escuchar, es una convención social.

Cuando estoy en una reunión me siento bien, con energía y, además, la música tiene alto volumen, por lo cual hago esa asociación. Si este desciende ya no tengo esa misma intensidad de la experiencia, pero se debe al entorno, porque en realidad el volumen no tiene un efecto específico.

Se trata, destaca, de una cuestión de percepción, costumbre y de experiencia; hay que estar conscientes de que escuchar a altos volúmenes sí afecta el sistema auditivo, se genera un círculo vicioso en el que se pierde la sensibilidad auditiva y cada vez se necesita más volumen para tener otra vez esa experiencia que sentía. PdC.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Te puede gustar