Desde ayer, los fumadores ya no lo podrán hacer en espacios de concurrencia colectiva como plazas, restaurantes, hoteles, parques, playas, estadios, escuelas, universidades, transporte público, centros comerciales, de espectáculos, almacenes, ni en los lugares de trabajo.
Es más, ni en los espacios abiertos que habían sido destinados para fumar, como terrazas, salones o azoteas, lo que significa que con las nuevas prohibiciones ya todo espacio es cien por ciento libre de humo.
Y es que ayer entraron en vigor las nuevas disposiciones respecto a los sitios públicos donde queda prohibido fumar y sobre la publicidad y difusión de productos de tabaco, la que no estará permitida por ningún canal, es decir, que los cigarrillos no se podrán mostrar en ningún establecimiento para su venta.
Es más que sabido que el tabaco provoca al año millones de muertes en todo el mundo y que no solo está en riesgo la salud de los fumadores, sino también de quienes conviven con ellos.
La Organización Mundial de la Salud, refiere que el tabaco mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen; que cada año más de ocho millones de personas fallecen a causa de éste.
Más de siete millones de esas defunciones se deben al consumo directo del tabaco y aproximadamente 1,2 millones son consecuencia de la exposición al humo ajeno.
No queremos entrar en controversia pues estamos convencidos que lo primordial es la salud, sin embargo nos preguntamos ¿en dónde quedan los derechos de esos fumadores…? PdC.
Foto de Cottonbro studio.