No dejar que se apague el fuego nos lleva a Canadá, donde conocemos a la familia de Swiv, una niña de nueve años que vive con su abuela Elvira y su madre. Swiv ha sido expulsada de la escuela por pelearse con otros niños, así que su abuela decide tomar cartas en el asunto e inventarse asignaturas para enseñarle cosas importantes de la vida.
Elvira, la abuela, es una mujer mayor que ha vivido mucho. Fue la decimocuarta de quince hermanos y creció en una estricta comunidad religiosa. Al morir sus padres, quedó desheredada y tuvo que buscarse la vida por sí misma. Después de superar numerosas pérdidas, se ha convertido en una abuela sin pelos en la lengua, sin vergüenza y sin miedo a nada.
La madre de Swiv, embarazada de su tercer hijo y actriz sin mucho éxito, es una figura ausente. Sus cambios de humor y su inestabilidad emocional hacen que Swiv sienta vergüenza cada vez que salen juntas. La historia está narrada desde la perspectiva de Swiv, con un estilo y vocabulario propios de una niña, lo que añade frescura y autenticidad a la narrativa.
No dejar que se apague el fuego aborda temas profundos como la salud mental y el suicidio, reflejando la carga que a menudo soportan los niños de familias desestructuradas. Swiv no solo se ocupa de la casa y cuida de su abuela, sino que también ayuda a su madre, en ausencia de otro progenitor.
A pesar del drama, hay momentos de humor que te sacan una sonrisa. Las ocurrencias de los personajes son tan espontáneas que ruborizan tanto a Swiv como al lector. Aunque enfrentan muchas dificultades, los personajes muestran una increíble capacidad para disfrutar de la vida y mantenerse unidos.
La relación entre las tres protagonistas es conmovedora. La abuela Elvira, con su espíritu indomable y su humor desinhibido, aporta una visión de la vida que inspira a Swiv.
Swiv, a su vez, es una niña inteligente y aguda que, pese a asumir responsabilidades tempranas, mantiene una curiosidad y una imaginación que la sostienen. La madre, a pesar de sus dificultades, forma parte de esta compleja pero afectuosa dinámica familiar.
No dejar que se apague el fuego es una tragicomedia con un final impactante que te deja el corazón encogido. La conexión entre las tres generaciones de mujeres es profunda y enriquecedora, mostrando cómo se apoyan mutuamente en los momentos más difíciles. La abuela Elvira, a pesar de su edad y su pasado trágico, elige vivir con humor y desinhibición, mientras que Swiv aprende lecciones de vida esenciales de su abuela y enfrenta su propia transición de la niñez a la adolescencia.
Termino, No dejar que se apague el fuego es un viaje emocional lleno de ternura, humor y resiliencia. Miriam Toews explora con maestría las complejidades de las relaciones familiares, especialmente entre mujeres de diferentes generaciones. La historia de Swiv, su abuela y su madre es una oda a la fortaleza y al amor que las une, haciendo de esta lectura una experiencia inolvidable.
Miriam Toews (Steinbach, Canadá, 1964). Entre sus títulos más conocidos destacan las novelas Complicada bondad (Anagrama, 2007) y Ellas hablan (Sexto Piso, 2020). Su obra ha sido galardonada con una decena de premios, entre ellos los dos más importantes que puede recibir un autor canadiense: el Governor General’s Award for Fiction y el Premio Rogers Writers’ Trust Fiction (en dos ocasiones). Pequeñas desgracias sin importancia ha sido recientemente adaptada al cine. PdC.
Escrito por B. Del Ángel.