CDMX, Noviembre 3/23.- Cada año, Halloween o la Noche de Brujas, una festividad que tiene sus raíces en el antiguo festival celta conocido como Samhain que significa “fin del verano”, tiene un impacto ambiental de terror.
Sí, esa fiesta que marcaba el final de la época de cosechas y que coincidía con el descenso en la temperatura que traía consigo el inicio del otoño y la reducción de las horas de luz solar, lo cual significaba el inicio de los meses más fríos y oscuros del año, actualmente genera un mundo de basura.
Tan solo se calcula que cada año, la noche del 31 de octubre, que es la víspera de Todos Santos, se desechan siete millones de prendas, producto de los disfraces que se usan durante esa noche, cuando antiguamente se creía que los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos y se realizaban fiestas y ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos.
Ahora, los festejos de Halloween, palabra que es una versión abreviada de la frase All Hallows Eve o All Hallows Evening (La Noche de Todos los Santos, en español), que ya no marcan el “fin del verano” sino más bien generan un impacto ambiental de terror por la cantidad de desechos de un solo uso.
De acuerdo a datos de Fairyland Trust, RTS y The Guardian publicados por Expok, el 74 por ciento de los disfraces de Halloween están hechos de poliéster; menos del uno por ciento de la tela se recicla para hacer más ropa.
Y cada año en esa fecha se genera más de dos mil toneladas de desechos plásticos, lo equivalente a 83 millones de botellas de PET; además, 20 por ciento de los residuos sólidos de Halloween proviene de las envolturas de los dulces. PdC.
