Gioconda Belli desvela su vida a través de una autobiografía tan honesta como apasionante. “El país bajo mi piel”, transita entre la memoria íntima y la crónica política, nos lleva al corazón de la revolución sandinista en Nicaragua, un periodo tumultuoso que marcó no solo a un país, sino también a una generación entera. Más que un simple testimonio, “El país bajo mi piel” se convierte en un viaje a través de los dilemas, pasiones y contradicciones de una mujer que vivió entre dos mundos: el de la lucha política y el del amor personal.
Gioconda Belli abre su historia desde su infancia privilegiada en una familia acomodada, hasta su conversión en una militante activa contra la dictadura somocista. Gioconda Belli no esquiva las aristas de su vida, narrando con crudeza y poesía su transformación de joven rebelde a guerrillera del Frente Sandinista. Sin embargo, “El país bajo mi piel” no es solo un manifiesto político; es un retrato íntimo que desentraña la dualidad de ser madre, amante y luchadora en un contexto donde el deber hacia la patria y la familia parecía irreconciliable.
Con un lenguaje directo, Gioconda Belli nos adentra en sus conflictos internos. Desde su vida personal llena de amores intensos y tormentosos —tres maridos y cuatro hijos— hasta los riesgos asumidos como militante clandestina. En este sentido, Gioconda Belli logra algo que pocas autobiografías consiguen: entrelazar con maestría la dimensión política de su existencia con sus anhelos más profundos como mujer. A lo largo de “El país bajo mi piel”, el amor y la guerra se presentan como dos fuerzas opuestas y a la vez complementarias, que dan forma a su identidad.
“El país bajo mi piel” avanza desde sus años de juventud, cuando utilizaba su fachada de poeta refinada para infiltrar embajadas y trazar croquis en misiones revolucionarias, hasta su posterior desilusión con el régimen sandinista en los años 90. Durante este recorrido, no solo atestiguamos la historia de una revolución, sino también la búsqueda de libertad personal en un mundo regido por ideales masculinos. Gioconda Belli reivindica su feminidad como una forma de resistencia, incluso cuando sus poemas fueron tachados de “pornográficos” por su abierta exploración de la sexualidad femenina. En este sentido, su escritura es tanto una trinchera política como un ejercicio de emancipación.
“El país bajo mi piel” también ofrece momentos únicos, como su encuentro con Julio Cortázar, el escritor que admiraba profundamente, o las reflexiones sobre los amigos y compañeros que desaparecieron en la lucha, dejando cicatrices imborrables en su memoria. Con cada página, “El país bajo mi piel” nos recuerda que la revolución no es solo un acto colectivo, sino también una experiencia profundamente individual.
“El país bajo mi piel” es una oda a la pasión en todas sus formas: la pasión por la libertad, por el amor y por la vida misma. En una mezcla de prosa descarnada y lirismo poético, Gioconda Belli plasma las luces y sombras de su existencia, dejando claro que su revolución más grande siempre fue la de ser fiel a sí misma. Una lectura que conmueve, sacude y, sobre todo, invita a reflexionar sobre los caminos que elegimos para transformar el mundo y, de paso, nuestra propia vida.
Gioconda Belli (Managua 1948) es una de las escritoras centroamericanas más reconocidas. Publicó sus primeros poemas en 1970, causando un gran revuelo por la forma en que abordaban el cuerpo y la sensualidad femenina. Ese mismo año, se integró en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Perseguida por la Policía somocista, tuvo que exiliarse. Con el triunfo de la Revolución sandinista regresó a su Nicaragua natal, donde desempeñó cargos diplomáticos en el gobierno. En 1988 vio la luz su primera novela, La mujer habitada, de gran éxito editorial, traducida a numerosos idiomas. Además de Sofía de los presagios y El país bajo mi piel le han seguido numerosos poemarios, un sinfín de novelas de gran éxito: Waslala, El infinito en la palma de la mano, El país de las mujeres.
Su último libro es Un silencio lleno de murmullos. PdC.
Escrito por B. Del Ángel.
