Me encontré esta nota sobre las calorías, que pensé les puede interesar ahora que comenzamos el año y queremos bajar todo aquello que nos comimos en las “posadas”, en la cena de Navidad, en la de Año Nuevo y los buenos trozos de rosca de reyes que degustamos con singular alegría junto con las tazas de un riquísimo chocolate caliente, y claro! lo que falta para el 2 de febrero, “la tamaliza”.
La información que me encontré en Runtastic de Adidas de la nutrióloga Julia Denner, apunta que si quieres perder, ganar o mantener peso, todo se reduce a la ingesta de calorías.
Pero antes de ver cómo entrar en cintura, necesitamos saber qué es una caloría, si son buenas o malas, si nos benefician o nos perjudican.
Julia Denner comenta que las calorías son unidades físicas para medir el calor y la energía. La energía nutricional contenida en la grasa, la proteína y los carbohidratos se expresa en kilocalorías (kcal o Cal.) y es lo que constituye tu ingesta calórica diaria.
La energía que proporcionan esos nutrientes son los que el cuerpo necesita para funcionar bien.
Y aquí ya viene lo bueno, lo que nos interesa para quitarnos todo eeeeso que nos comimos.
La fórmula es sencilla: si consumes menos calorías de las que quemas, perderás peso. Si quieres quemar un kilogramo de grasa, tendrás que quemar unas siete mil calorías.
Pero si consumes más calorías de las que quemas. La consecuencia será que ganarás peso. En este caso, la proporción de carbohidratos, proteína y grasa en tu ingesta diaria es irrelevante. Esta proporción, sin embargo, determina cómo te sientes, o si tendrás que luchar contra los antojos dos horas después de haber comido.
Imagina por un momento que te nutrieras solo con azúcar. Si no quemaras más calorías que las que consumes del azúcar, tu peso sería siendo el mismo.
Pero, ¿qué le pasaría al cuerpo? Primero, tendrías muchas deficiencias nutricionales y tu cuerpo no sería capaz de mantener sus funciones. Después de todo, la sacarosa no proporciona ningún nutriente valioso. Los efectos no solo se notan en la salud en general, sino también en el aspecto de la piel y en el funcionamiento del sistema inmune.
La comida (saludable) es mucho más que calorías. Nos proporciona vitaminas, minerales y fibra. Estos nutrientes también determinan cómo te sientes después de haber comido.
Para entender un poco más, vamos a comparar las calorías de algunos alimentos y bebidas comunes:
*Un puñado de almendras tiene 231 calorías, un puñado de ositos de gominola 200 calorías.
*Un puñado de arándanos 29, un puñado de pasas 150.
*Medio litro de cerveza 220 calorías, en cambio una copa de vino espumoso 104.
*Una tableta de chocolate negro 610, una tableta de chocolate con leche 580.
*Una botella de agua con o sin gas Cero calorías, pero una botella de agua con sabor tiene 100 calorías.
¿Cuáles son las calorías buenas y cuáles las malas? Lo más sencillo suele ser pensar en el principio de la “alimentación limpia”, es decir, dar preferencia a los alimentos no procesados en sus formas más puras.
Hoy en día las dietas occidentales incluyen mucha carne, grasa, azúcar y alimentos procesados. Empieza por alejarte de esos alimentos procesados y cambia los productos de origen animal, a menudo ricos en grasas saturadas, por alimentos de origen vegetal.
Si te apetece hacer un cambio mayor, pásate a una dieta vegana y comprueba cómo te hace sentir. Los alimentos de origen vegetal están repletos de buenas calorías y nutrientes. No hace falta que dejes de comer carne por completo si no te sientes bien. Prueba a mezclar cosas con nuevos alimentos y recetas para asegurar la variedad en tus comidas.
Los estudios demuestran que una dieta integral con alto contenido en frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, inflamación y depresión.
Las calorías “malas” se encuentran en los alimentos con alto contenido en azúcar o en la comida rápida, exactamente lo contrario de la “comida limpia”. No te ofrecen casi ningún nutriente, pero sí una tonelada de calorías vacías.
Si intentas mantener tu peso, tendrás que prestar atención a tu consumo de calorías “malas”. Solo te sacian temporalmente y te llevan a tener antojos poco después de comer. Puedes disfrutar de tomar calorías “malas” de vez en cuando, pero intenta que sea lo mínimo.
Sin embargo, intenta evitar pensar en la comida en términos de “mala” o “buena”. Escucha a tu cuerpo, haz lo que te parezca correcto. Si te apetecen unas patatas fritas, hazlo. No te castigues después. Pero sé consciente de cómo te hacen sentir los distintos alimentos. Si consigues entenderlo, empezarás a preferir un puñado de almendras a un puñado de gominolas.
Hasta aquí la información de Denner en Runtastic.
Y como dice la “máxima” popular: “todo con medida, nada con exceso”; si podemos probar un poquito de todo (noooo el mismo día ni en una sola comida) sería lo ideal para después no estar con antojos y terminar “atragantándonos”. Lo mejor siempre será aquella comida que nos aporta todos los nutrientes que nos hacen sentir bien y vernos bien. PdC.
Foto de Alesia Kozik en Pexels