La pandemia de COVID-19 vino a modificar muchos hábitos no muy buenos para la salud de las personas y es que durante la contingencia sanitaria la mayoría de la población abusamos del uso de dispositivos digitales, sobre todo en la noche antes de dormir.
Esto provocó alteraciones en la calidad del sueño y los ritmos circadianos por la estimulación fótica o luminosa que emiten los teléfonos celulares, tabletas y laptops, entre otros aparatos.
La luminosidad que los teléfonos celulares emiten a nuestros ojos durante la noche aumenta el estado de alerta de los usuarios, alterando los ritmos circadianos y por ende alterando la calidad de nuestro sueño.
Dormir para tener salud
La investigadora titular de la Facultad de Ciencias (FC), de la UNAM, Pilar Durán Hernández, explica que el sueño está controlado por un proceso homeostático (capacidad de los seres vivos de mantener la estabilidad interior de sus cuerpos) y otro circadiano, por lo que es necesario dormir para tener buena salud, y descansar para recuperar lo que perdimos durante el sueño; cuando estamos ante un estímulo fótico esto ya no ocurre.
En la conferencia “El sueño y la vigilia, un ciclo que nos trae de cabeza”, la especialista en neurobiología, alertó de las luces ultravioleta y la ultravioleta azul que recibimos de los dispositivos digitales, como las más nocivas.
En la edad adulta se generan nuevas neuronas, proceso que podría verse reducido cuando se está ante estímulos nocturnos de luz fótica, así como una etapa elevada de neuroinflamación; es decir, un alto grado de estrés oxidativo en nuestros tejidos, disminución en los procesos aprendizaje-memoria y alteraciones en nuestro estado de ánimo.
En el caso de los jóvenes evitar dormir y no respetar su ritmicidad circadiana les podría pasar factura a largo plazo, toda vez que las enfermedades neurodegenerativas pueden dispararse o agravarse por alteraciones en el ciclo del sueño-vigilia.
Daños que también pueden ocurrir en aquellas personas que cambian constantemente de horario laboral, por ejemplo, guardias de seguridad; quienes trabajan en fábricas con horarios movibles, azafatas y pilotos.
Muerte neuronal
Si no cuidamos nuestra salud también estaríamos en posibilidad de padecer una serie de desórdenes del ciclo sueño-vigilia como insomnio, hipersomnolencia diurna, narcolepsia, apnea del sueño –que puede provocar muerte neuronal–, desórdenes del sueño paradójico como realizar actividades en horarios que son para descansar, así como el síndrome de piernas inquietas.
Si queremos asegurar un sueño reparador es necesario evitar el consumo de bebidas exudadoras del sistema nervioso central, la actividad física intensa por la noche, así como el uso de dispositivos digitales por lo menos dos horas antes de irnos a dormir, de preferencia sacarlos de la recámara; además de procurar dormir siempre a la misma hora. PdC.
Foto de cottonbro studio.