¿Sabías que el cerebro tiene varias áreas que interpretan, generan conductas y otras que aprenden; que aproximadamente tomamos dos mil 160 decisiones al día y que el 1.2 por ciento de las personas del mundo tiene alexitimia?
Al participar en la charla “Violencia ¿Biológica o social?”, el investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, Jaime Eduardo Calixto González señaló que el 1.2 por ciento de la población en el mundo tiene alexitimia, lo que significa que no reconoce sus emociones ni las de los otros.
Calixto González, doctor en Investigación Biomédica Básica refiere que el cerebro es un órgano maravilloso y privilegiado mediante el cual tomamos aproximadamente 2 mil 160 decisiones al día, pero es extremadamente vulnerable, por lo que se debe estar alerta de los daños que recibe.
Explica que el órgano tiene varias áreas que interpretan, generan conductas y otras que aprenden, y su integración es la que influye en la violencia o un carácter más racional. Se sabe que la corteza prefrontal, considerada la parte más inteligente, nos ha hecho menos violentos, enfatiza.
Entender los límites y las consecuencias claras de nuestras acciones es lo que nos hace normarnos, pero cuando se daña la corteza prefrontal y el miedo y la culpa nos controlan, es posible tener un individuo sociópata, psicópata o un asesino serial.
Si bien la afectación en esa región es más común en los jugadores de futbol americano, boxeadores o jugadores de deportes de contacto, también se puede dañar por golpes en la cabeza en el hogar o padecer migrañas, señala el especialista.
El cerebro tarda menos de 500 milisegundos en evaluar el rostro de otra persona para identificar si está enojada, alegre o desconcertada; de los 7 a 14 años (primaria y secundaria) se aprende a realizar lo anterior. Se sabe que 89 por ciento de la población en el mundo arrastra problemas por lo que le pasó en ese periodo de vida.
“Hay que entender que hay situaciones que se pueden controlar y otras que no. La pregunta es: qué nos pasó entre los 7 y 14 años, qué hacemos con eso y cómo lo controlamos. Un elemento fundamental para lograrlo es respirar, pues automáticamente cuando te escuchas respirar haces que la amígdala cerebral se bloquee. Si hay buena salud mental se sale del problema”.
Calixto González explica que si tenemos un buen grado de salud mental, la mayoría experimenta que no es malo enojarse, sino ejercer violencia; el estrés hay que vivirlo hasta 90 minutos, si toma más de ese tiempo existe un problema.
Si una persona comienza a discutir con su reflejo en el espejo y se enoja demasiado hay dificultades, necesita apoyo, porque ya no controla su violencia.
Igualmente, destaca que nadie puede llorar más de 11 minutos porque es la emoción que más gasta energía y la que rápido se desensibiliza; el llanto es necesario y básico para la vida, pero si la persona lo realiza más de ese tiempo, tiene un trastorno de personalidad.
Lo biológico influye de manera considerable y se retroalimenta con lo social, lo cual también puede ser una ventaja pues si la persona reflexiona sobre qué la hace enojar o la pone violenta, este ejercicio le permite apagar estos detonadores de agresión, refiere. PdC.
Foto de EKATERINA BOLOVTSOVA.