Las intensas emisiones de ceniza del Popocatépetl continuarán en los próximos meses, por lo que en junio y julio podrían llegar a la Ciudad de México, señalaron los integrantes del Comité Científico Asesor del Volcán.
Luego de las recientes expulsiones de ceniza, gas y magma motivó que el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) cambiara el semáforo de alerta Amarillo fase 2 a Amarillo fase 3.
Robin Campion, investigador del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM, detalló que la actividad sigue en aumento, pero aún no se alcanzan los niveles que se registraron entre 2012 y 2013.
Refiere que el magma arrojado por el volcán es “muy caliente y rico en gases; es el motor de las erupciones”. Esto es lo que produce su actividad actual: fragmentación, producción de ceniza y erupción, comentó en la conferencia de prensa a distancia.
En tanto, el investigador del IGEF, Servando de la Cruz Reyna, recordó que a lo largo de su historia este no es el primero ni será el último evento eruptivo de “don Goyo”.
A partir de 1996 a la fecha se han observado 86 domos que crecen en la boca del volcán y se destruyen con explosiones. Los datos que se tienen hasta el momento no indican que la actividad sea diferente a lo que se ha visto en los últimos 27 años.
Máquina que acumula energía
Comentó que ha tenido variedad de erupciones y lo interesante es concebirlo como una especie de máquina que acumula energía, libera una buena parte de ella y empieza otra vez como un ciclo a lo largo del tiempo.
La actividad actual es de un periodo menor y fácil de gestionar por el volcán, porque la cantidad de magma y de gas emitidos permiten que el magma viejo se libere con mayor facilidad, precisó el científico Servando de la Cruz.
Se han identificado más de 2 mil volcanes
A su vez, Carlos Valdés González, también investigador de esa entidad académica, rememoró que en el país se han identificado más de dos mil volcanes, 48 activos o potencialmente activos, y aproximadamente 60 por ciento de la población vive sobre suelos que recibieron en el pasado los efectos de los volcanes, pues se trata de terrenos sumamente fértiles.
“Hay que ver a los volcanes no solo como un elemento que causa daños y preocupación, sino por el contrario. Lo podemos ver ahora con el Popocatépetl, toda la zona de Puebla es una región muy fértil debido a que existe el material para los suelos.
Y el mismo volcán, por su altura, provoca que las nubes cálidas y húmedas se mezclen con las partes frías, se condensen y haya lluvia; el acuífero de Puebla se debe también al volcán.
Debemos aprender a convivir con ellos y a respetarlos cuando hay actividad como la que tenemos ahora”, destacó el especialista en riesgos.
En tanto, el director de investigación del CENAPRED, Carlos Gutiérrez Martínez, informó que ya se implementaron medidas de protección para la población que requiera usar albergues, especialmente en las comunidades más vulnerables, y se seguirán emitiendo las alertas pertinentes para los sistemas de navegación aérea.
“El volcán tiene una edad de al menos medio millón de años, a lo largo de esa historia ha habido episodios con manifestaciones mucho más acentuadas que lo que estamos viendo.
Sin minimizar el periodo actual, lo que estamos viendo en términos geológicos es algo pequeño, pues en pasado lejano se han registrado episodios en el volcán y se destruye parcialmente su cono”, apuntó. PdC.