Durante más de 100 millones de años, las tortugas marinas han surcado los mares del mundo hasta llegar a nuestros días con siete especies que prevalecen y se enfrentan al reto de la extinción
En esta ocasión nos referiremos a la tortuga Carey (Eretmochelys imbricata), una de las especies de tortuga marina más vulnerable en el mundo. Dicha vulnerabilidad la ha puesto al borde de la extinción debido a numerosos impactos sobre sus poblaciones y hábitats.
La tortuga Carey se distribuye en los mares tropicales y subtropicales de los océanos Atlántico, Pacifico e Índico. Se distingue por la presencia de dos pares de escamas prefrontales.
El cráneo es largo y angosto en todas las edades, excepto en los recién nacidos, su longitud es aproximadamente igual a dos veces su anchura. Su coloración cuando recién nacida es marrón caoba oscuro tanto en el caparazón como en el plastrón.
A medida que la tortuga va creciendo, la cabeza se alarga y el caparazón va desarrollando un patrón distintivo de rayos en amarillo, negro, canela y marrón en cada escudo, este color persiste en el adulto.
Las tortugas Carey tienen un comportamiento en el que pueden recorrer distancias largas o cortas, dependiendo de la localización del hábitat de desarrollo, alimentación y anidación respectivamente.
Se sabe poco sobre los rangos de su crecimiento; sin embargo, los datos obtenidos por medio de diferentes estudios sugieren que el crecimiento es muy lento y la edad de madurez sexual se alcanza aproximadamente entre 16 y 20 años.
En estado adulto puede llegar a tener un peso de entre 45 y 70 kilogramos. Es principalmente carnívora, con una dieta altamente variable dependiendo de su área de distribución.
Por su pico angosto puede capturar a sus presas entre las grietas y recovecos de los arrecifes de coral. En el Caribe consumen principalmente esponjas, también puede comer corales, tunicados, algas, crustáceos y moluscos.
Las hembras anidan de manera solitaria, durante la noche. La tortuga carey presenta la fecundidad promedio más alta entre las tortugas marinas. En México, las nidadas van de 71 a 202 huevos, con un promedio de 135. Cada hembra puede depositar de 1 a 8 nidadas.
En general, las hembras no se reproducen cada año, el intervalo de remigración usualmente es de 2 a 4 años. Las careyes generalmente regresan a la misma playa a reproducirse, frecuentemente en un área a pocos metros de donde ocurrieron anidaciones previas.
En México, la temporada de anidación de esta especie es de abril a agosto en el Caribe y de mayo a octubre en el Pacífico. En promedio, las hembras tardan 15 días para realizar anidaciones sucesivas, las cuales pueden realizar 3 veces cada temporada, utilizando entre 1 y 2 meses para completar su ciclo anual reproductivo.
Los huevos de la tortuga carey son esféricos, de cascarón suave. El tiempo de incubación es de alrededor de 60 días, dependiendo de la temperatura ambiente. La temperatura de incubación también determina el sexo de las crías.
En nuestro país sus sitios más importantes de reproducción son aquellos que se encuentran en el Golfo de México y el Caribe Mexicano: en Campeche, entre Isla Aguda y Champotón y en Yucatán entre Ría Lagartos e Isla Holbox.
La amenaza principal para la tortuga carey es la pesquería furtiva de juveniles y adultos que son perseguidos por el atractivo material de su caparazón, con el cual se elaboran diversas artesanías y otros productos.
Otras amenazas son el saqueo de huevos, la destrucción de hábitats a causa del cambio climático, el desarrollo urbano mal planeado en las costas, y los aumentos en sedimentos y nutrientes que afectan a los arrecifes de coral. PdC.
Con información de:
Programa de Conservación de Especies en Riesgo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.