Por Bernat del Ángel.
Durante décadas, hemos asumido que pasar tiempo a solas no es sano. Sin embargo, la soledad puede ayudarnos a crecer.
Recuerda la última vez que estuviste solo. Caminabas rumbo al trabajo o te levantaste antes que el resto de las personas en casa. Tal vez vives solo.
¿Disfrutaste de ese período de soledad, deseabas conectar con otra persona o lo dejaste pasar?
A ver, la soledad es inevitable.
A menudo, se ha asociado estar solo con sentimientos negativos, pero la realidad es que la soledad puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestra salud mental y emocional. La soledad es paso obligado en la vida de adultos del planeta Tierra, donde transitamos aproximadamente un tercio de nuestro tiempo despiertos solos.
A medida que envejecemos, esta proporción tiende a aumentar.
Muchas personas vivimos solas más que nunca, lo que refleja un cambio en las dinámicas sociales.
El poder de la soledad nos invita a reflexionar sobre la grandeza, genialidad y la profundidad que puede encontrarse en los momentos de estar solo. Nos enseñaron a temer a la soledad, asociándola con sentimientos de vacío o tristeza. Sin embargo, al explorar más allá de estas percepciones superficiales, descubrimos un mundo de posibilidades emocionantes y transformadoras que la soledad puede ofrecer. Y tanto.
Imagina caminar solo por un sendero tranquilo, con la fresca brisa acariciando tu rostro, disfrutando el petricor y susurro suave de la naturaleza como tu única compañía. En esos momentos, te encuentras contigo mismo, sin distracciones ni interferencias externas. Puede ser un momento de profunda introspección, donde tus pensamientos se vuelven más claros y tus emociones más intensas.
La soledad no es simplemente estar solo físicamente, sino también encontrar un espacio interno donde puedas conectarte contigo mismo de una manera más profunda y significativa.
Es un momento para explorar tus propios pensamientos, emociones y deseos, sin la influencia de los factores externos. Es en estos momentos de soledad donde realmente puedes descubrir quién eres y qué es lo que realmente quieres en la vida, amarte y aceptarte a tal como eres.
Sin embargo, la soledad no está exenta de desafíos. Puede provocar sentimientos de miedo, ansiedad o incluso tristeza. Es importante reconocer estos sentimientos y permitirte experimentarlos plenamente. Al hacerlo, puedes aprender a enfrentar tus miedos y superar tus limitaciones, emergiendo más fuerte y más seguro de ti mismo. Lo escribo con conocimiento de causa.
Estudios recientes han revelado que pasar solo 15 minutos puede tener efectos significativos en el estado emocional de una persona. Se ha observado una disminución en emociones de alta excitación, como la ansiedad, y un aumento en sentimientos de calma. Estos efectos no se ven cuando las personas pasan 15 minutos con otra persona, lo que sugiere que la soledad tiene beneficios únicos para la salud mental.
Concluyo, la soledad es una parte integral de la experiencia humana. Es un recordatorio de nuestra propia humanidad y vulnerabilidad, pero también de nuestra fuerza y resiliencia. Nos motiva a mirar hacia adentro y explorar los rincones más profundos de nuestro ser, y nos invita a crecer, aprender y evolucionar como individuos.
Así que la próxima vez que te encuentres solo, en lugar de temer a la soledad, abrázala como un oso. Sumérgete en el silencio y la tranquilidad que ofrece, y descubre la belleza y la profundidad que se encuentran dentro de ti.
Porque en la soledad, encontrarás no solo paz y serenidad, sino también la verdadera esencia de quién eres realmente, igual y te gustas más de lo que piensas.
Y mira, esta reflexión ocurrió mientras caminaba de regreso a casa… solo y mi alma. PdC.