Esta es la historia de amor a primera vista que puedo contar. Se trata de una perrita que llegó a nuestra familia sin haber planeado o buscado. Cuando la adoptamos mi hija trabajaba en una empresa de mascotas que pedía que sus colaboradores tuvieran una, la que ellos quisieran, y ahí entra la hermosa y querida Maya, una perrita mestiza que nos fue entregada a los dos meses; al principio yo estaba reacia en tener una mascota porque sabía a lo que me iba a enfrentar, a pesar de que todos decían que apoyarían, el alimentar, cuidar, entrenar y todo lo que implica el que un ser vivo dependa de ti.
En fin, al ver a Maya no quedó duda de que me ganó el corazón y sin dudar la tomé y no la volví a soltar de mi mano y han sido siete años de grandes momentos de felicidad y uno que otro malentendido.
Pero ahí no quedo la historia, cuando Maya contaba con dos años y medio llegó a nuestro hogar un nuevo integrante, esta vez una perrita que estaba en un albergue y que se veía muy triste y tímida… nuevamente el corazón me ganó la tomé y no pude soltarla y con esos grandes ojos que tiene Wera se quedó en casa a pesar de protestas del resto de la familia; ella era una perrita grande tenía como cuatro años y había sido rescatada de la calle con sus cachorros; con ella han sido grandes años de amor y fidelidad como no había visto.
Y ustedes dirán, la familia quedo completa, pues no, permítanme decirles que un día estaba paseando a mis perritas y disfrutando un momento de paz con ellas, me encontré un gatito asustado a los pies de un árbol y que con sus grande ojos ámbar se me quedo viendo y no pude decir que no a esa bola de pelos, que, siendo franca, la idea era esterilizarlo y darlo en adopción, pero pasaron los meses y ya no hubo manera de que lo dejara ir y ahora teníamos al Sr. Miau.
A qué viene mi historia, me gustaría comentar que de acuerdo a cifras de la Agencia de Protección Animal en la CDMX, hasta enero de 2020 se calculaban alrededor de 148 mil perros y 49 mil gatos en situación de calle sólo en la capital y de ellos el 15 por ciento han sido abandonados por sus propios dueños.
Tú puedes dar un rincón de tu casa y de tu corazón a un perro o gato que adoptes, pero con el compromiso que esto implica, no te vas a arrepentir de dar una oportunidad de vida a estos seres que son tan hermosos y que te llenarán la vida de innumerables momentos de dicha. Haz feliz a un ser que durante su vida te verá con sus enormes ojos como ningún ser humano lo podrá hacer y que te dice ¡GRACIAS POR DARME TU CORAZÓN!
No compres, ADPOTA que es lo más hermoso de este mundo. PM/PdC.
El tener una mascota definitivamente es un gran compromiso y ojalá los seres humanos reflexionemos en una meta hacia las mascotas y porque no decirlo un sentido figurado de vida llegar a ser tan maravillosos como nuestra mascota cree que soy