CDMX, Diciembre.- El problema de no creer en nada o en nadie cuando se es padre, desafortunadamente tiene sus efectos en los hijos, ellos crecerán con una percepción del mundo más negativa que otras generaciones, y por ende, vivirán con temores y frustraciones.
Con base en estudios clínicos del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), los niños menores de ocho años de edad creen principalmente en sus padres, en todo lo que les rodea, en su entorno escolar, en sus maestros y comienzan a admirar los símbolos patrios, y creen en un ser superior.
Les ilusiona la época navideña; creen en Santa Claus, los Reyes Magos, y en términos generales, piensan que la mayor parte de la gente es buena.
En cambio los de nueve a 12 años de edad manifiestan que México tiene muchos problemas, empiezan a perder la confianza en sus maestros y devalúan los símbolos patrios.
Desconfían de los extraños y piensan que la mayoría de las personas no son buenas o pueden hacerles algo malo: para ellos la época navideña es buena, no obstante, la gran mayoría, ya no creen en Papá Noel ni en los Reyes. Asimismo, ya no confían tanto en sus padres.
De acuerdo a los datos obtenidos en la clínica del CEEPI, respecto a los mayores de nueve años y hasta 12 de años de edad, concluyen que dejan de creer en sus maestros; no le tienen confianza a los policías y comienzan a devaluar símbolos patrios.
El 60 por ciento de los niños entrevistados creen en que Dios es bueno, pero de la Iglesia tienen algunas reservas; el 40 restante no tuvo una idea clara de lo que es Dios o simplemente no creen.
En general son desconfiados del prójimo: conocidos, vecinos, gente que ven en la calle; tiene un muy mal concepto de los políticos; creen en sus papás pero con sus reservas, pues muchas veces observan que son incongruentes: un padre que se dice responsable pero que falta mucho a su empleo y miente a sus jefes diciendo que está enfermo.
Saben que no seguir las reglas es malo, pero les divierte que sus padres lo hagan, algo así como “mi papá se pasa las reglas por el Arco del Triunfo”, lo cual constituye otra incongruencia.
Cabe señalar que esta información obtenida en la clínica de servicios psicológicos del CEEPI. No marcan tendencias ni opiniones sólo la percepción que tienen algunos niños en sesiones de juego. PdC.