Todos deberíamos estar verdaderamente preocupados por nuestro hogar que es el planeta Tierra. Los seres humanos lo tenemos hecho trizas. Estamos a poco del colapso, de la extinción y seguimos sin entender que quizá las futuras generaciones no tendrán un lugar en donde vivir.
Las cifras, las consideraciones que nos da la experta de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM (@fciencias) Julia Carabias Lillo, asustan, y es que dice que la velocidad de extinción se aceleró a partir del siglo pasado: 40 mil especies de flora y fauna están amenazadas de desaparecer.
Se espera que para finales del siglo, un millón pudiera expirar o estar en alto riesgo de erradicación. Las poblaciones de vertebrados silvestres disminuyeron en 68 por ciento en los últimos 50 años, y la abundancia de insectos salvajes a la mitad.
La humanidad ha impactado tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de los océanos.
Comenta que todo esto obedece al hecho de cuántos humanos somos y cómo nos distribuimos; la producción y el consumo que provocan actividades en los sectores agropecuario, forestal, cacería, minería, infraestructura, etcétera.
Elementos que provocan el cambio de uso de suelo, deforestación, sobreexplotación, introducción de especies invasivas, cambio climático, contaminación e incendios.
En la conferencia Obstáculos y pendientes para la conservación de la biodiversidad en México, dentro del XIV Seminario Rafael Martín del Campo y Sánchez, dijo que la pérdida de biodiversidad se puede detener, “y eso es lo que debemos hacer a toda costa; la situación es dura, compleja, pero tenemos que detenerla porque se puede, y no hay ninguna justificación humana que nos obligue a resignarnos, de ninguna manera”.
De no tomar acciones, “vamos al colapso, a la extinción”; en contraste, emprender medidas de conservación puede llegar a estabilizar a las especies y mejorarlas un poco, pero para ello se requieren acciones integradas, alerta la integrante del Colegio Nacional, quien lamenta la falta de compromiso social.
“A pesar de la importancia de las áreas protegidas no hay compromiso social. Si alguien intentara desmantelar las pirámides de Teotihuacan, la gente se levantaría en su defensa, pero no pasa lo mismo con el patrimonio natural”. PdC.
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