El caracol Púrpura pansa es sobre explotado por su tinta purpúrea usada para teñir productos textiles; el caracol rosado por su carne y su hermosa concha, sin embargo, los caracoles conus, que resultan ser los más venenosos, una de sus toxinas pudiera servir contra el dolor.
Este tipo de molusco causa un choque hipoglucémico en su presa al utilizar la insulina como arma mortal. Sus toxinas son tan potentes que pueden llegar a matar a una persona.
Los caracoles conos son considerados por algunos expertos como los animales más venenosos del mundo. Inyectan en sus presas una poderosa toxina a través de una especie de arpón que pueden lanzar en cualquier dirección, tras lo cual el pez queda completamente paralizado, lo que facilita que el gasterópodo lo trague entero.
Desde hace varias décadas, científicos de diferentes países, entre ellos México, estudian a los caracoles Conus que viven en los mares tropicales y sobresalen no sólo por constituir una gran familia de entre 500 y 700 especies, sino porque un centenar de ellos poseen potentes venenos.
Investigaciones de expertos revelan que la insulina que segrega el Conus geographus provoca un ataque hipoglucémico en sus presas antes de devorarlas tranquilamente, por lo que se han estudiado los componentes de esos venenos.
Los investigadores han encontrado a lo largo de varias décadas más de 100 neurotoxinas que juntas pueden matar a un humano, pero, de manera individual, algunas pueden ser su salvación.
En las cálidas aguas del Caribe vive un caracol venenoso que tiene en su boca una especie de arpón con el que ataca a sus víctimas. Ese veneno podría ser una alternativa a los fármacos opioides que se usan para combatir los dolores más intensos.
Uno de sus componentes ha demostrado ser eficaz aliviando el dolor en ratas tratadas con quimioterapia.
De la especie Conus regius, o cono real, destaca una molécula de su veneno, un péptido que parece impedir la transmisión de las señales de dolor por parte de las neuronas, lo que sucede sin usar los receptores opioides de la membrana de las células nerviosas que responden tanto a la acción de opioides que crea el cerebro, como a los exógenos como el opio y la morfina.
Eficaz e inmediato ante dolores intensos posoperatorios u oncológicos, esta neurotoxina deja atrás los dos grandes problemas de los opioides: desarrollo de tolerancia y adicción.
En los litorales de México se encuentran alrededor de 50 especies de caracoles conus, que en su mayoría se alimenta de gusanos marinos. Las especies piscívoras sorprenden por su velocidad de caza.
En acuarios se ha observado que el resultado de una picadura paraliza por completo a un pez en uno o dos segundos. De Conus geographus, que habita en la región del océano Indo-Pacífico se ha registrado la muerte en humanos.
Los investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Estuardo López Vera, doctor en ciencias biomédicas; Manuel B. Aguilar Ramírez, doctor en ciencias químicas e investigador del Instituto de Neurobiología, y Edgar P. Heimer de la Cotera, del Instituto de Neurobiología, campus Juriquilla, Querétaro, reconocen en un artículo publicado en la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias, que existen muy pocos estudios acerca de compuestos biológicamente activos aislados de gasterópodos que habitan nuestros mares.
En México, informan, se ha iniciado la investigación de los componentes del veneno de varias especies mexicanas del género Conus y, a nivel mundial, la caracterización de los venenos de algunas especies de la familia Turridae, pero es necesario conocer la distribución de los gasterópodos en nuestras aguas territoriales. PdC.
Con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.