La Loca del Gato y otras

Leyendas del animal más perfecto: el gato

Cuenta la leyenda que en el momento de la Creación, todos los animales se pusieron en fila y cada uno a su turno pidió a Dios el atributo que más quería. El pavo real deseaba belleza; la gacela, rapidez; el león, coraje; el caballo, gracia; y así cada uno lo hizo.

El gato, que era el último de la fila, escuchó bien todas las solicitudes y cuando llegó su turno, pidió un poco de cada uno de esos atributos, sin dejar de lado ninguno. Esta es la causa por la que el gato se convirtió en uno de los animales más perfectos.

Otro relato de origen griego dice que la diosa Diana creó al michi para ridiculizar al león que había sido formado por su hermano Apolo. Una narración musulmana dice que nació a partir de la pasión que sintió un mono por una leona soberbia, dando como resultado el gato doméstico.

El primogénito de estos poseía la agilidad, la inteligencia y la astucia del mono, así como la delicadeza, el coraje y la actitud sigilosa de la leona, por ello los árabes han asociado esta versión al origen del gato.

La mitología egipcia cuenta que Ra, dios del Sol, cansado de la rebelión de los hombres, envió a su hija que tomó el aspecto de una leona, Sekhnet, furiosa y sanguinaria que por iniciativa propia comenzó a aniquilar a los humanos.

Entonces Ra tuvo que enviar a un guerrero, Onuris, que amansó a Sekhnet convirtiéndola en Bastet, una diosa maternal que se hizo muy famosa en el pueblo egipcio.

Bastet se convirtió así en la diosa de la música, la danza, la alegría y la maternidad. Era representada como una mujer con cabeza de gata o como un felino sentado, de cuello estilizado.

De todas las razas de gatos actuales, el Abisinio, sería el más parecido a esa representación.

Fue en el antiguo Egipto donde los gatos alcanzaron su máximo esplendor y los pobladores de esta civilización lo elevaron a la categoría de dios.

Este mismo pueblo tenía leyes que prohibían la exportación de este animal, es más, los ciudadanos estaban obligados a, si se encontraba algún ejemplar más allá de las fronteras de su país, llevarlo consigo a su patria.

Ocasionar la muerte a un minino se castigaba con la pena de muerte del responsable, aunque se hubiera producido de forma accidental, y cuando un gato doméstico moría, los miembros de la familia se enlutaban y se rapaban las cejas en señal de dolor.

Las familias pudientes hacían momificar los cuerpos de sus gatos fallecidos (en 1890, en Berni Hassan, se descubrió un antiguo cementerio de gatos en el que se llegaron a contar 300.000 momias de gatos embalsamados).

Fueron los marinos los que sacaron a los gatos de Egipto y los llevaron por todas partes del mundo, especialmente por Asia. En el 500 a. C. eran comunes en China. Primero eran de la nobleza, después del pueblo. La raza persa es originaria de Irán y el Siamés de Tailandia.

Durante la época de esplendor del imperio Romano fue un auténtico símbolo de victoria.

Los de color negro fueron víctimas de la iglesia Católica, que los relacionaban con los ritos paganos. De hecho, en el siglo XV se extendió la creencia de que eran animales de ritos diabólicos y brujerías. Por ello, la simple posesión de un gato, sobre todo si era negro, bastaba para acusar a una persona de brujería. Esta absurda relación les valió para ser perseguidos y asesinados.

En Inglaterra, Francia y Alemania, el día de Todos los Santos comenzaba con la quema de cajas y sacos llenos de gatos vivos y en el siglo XVII, tras una implacable persecución, ya casi no había felinos en Europa, pero esto propicio la multiplicación de roedores, lo que trajo consigo la peste.

Fue el propio Napoleón, nada amante de los gatos, el que se vio obligado a alabarlos públicamente y a animar a su cría y protección, como único remedio para acabar con la plaga de ratas que estaba asolando el país.

Para los marineros, los gatos dan buena suerte. Sus supersticiones los llevan a tener a bordo de la nave gatos que los acompañan durante la travesía y que alejan las ratas del barco.

Existen muchas más supersticiones relacionadas con los gatos, las de buena suerte son:

*Ver un gato de tres colores.

*Tocar tres veces el lomo de un gato negro, con los tres dedos centrales de la mano derecha.

*Contar los gatos en el trayecto de un camino.  Si suman siete, se tendrá un día venturoso y afortunado.

Mala suerte:

*Ver gatos negros (especialmente si cruza el camino), blancos o los nacidos en mayo.

*Tener gatos cerca de los bebés en casa.

*Dejar caminar un gato por un escenario.

*Soñar con ellos, especialmente en Navidad, ya que puede pronosticar una enfermedad grave.

*Dejar que un gato suba a la cama de un enfermo.

¡Un gato no es un perro pequeño! Cazador empedernido, el gato ha conservado a raíz de esta práctica sus características originales de estricto carnívoro.

Esta autenticidad explica la atracción que ejerce sobre muchos de nosotros este excepcional compañero y condiciona el respecto por sus particularidades.

En nuestro mundo urbanizado, el gato transmite para nuestro deleite, la magia de los grandes felinos: flexibilidad del lomo, nobleza al andar y luminosidad en la mirada. No debemos privarnos de ella.

Después de leer todo esto no queda más que agradecer la creación de estas bolas de pelos que siempre nos causan sorpresas, diversión y alguno que otro infarto, pero que si no existieran nuestro mundo no sería tan perfecto.

“La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato”. – Anónimo.

 Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.

Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…

Fuente: abros.es

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