CDMX, Octubre 18/23.- Es cierto que uno de los grandes atractivos de las ciudades modernas son sus grandes edificios con sus cientos de ventanales, pero desafortunadamente son un arma letal para las miles de aves que literal se “estampan” en ellas.
Y es que los grandes ventanales y resplandecientes que reflejan el azul del cielo, las nubes y el sol, parecieran inofensivos, sin embargo son la segunda causa de muerte de las aves migratorias.
¿Quién al ir caminando no se ha topado a sus pies con un ave muerta? Uno voltea a los lados para ver si cayó de algún árbol y nos damos cuenta que no hay ninguno alrededor; esto podría tener una respuesta, que al ir volando se estrelló contra esos hermosos ventanales que reflejan la inmensidad del cielo.
Las aves chocan con las ventanas porque no las identifican como obstáculos y lo que perciben son la vegetación o el cielo reflejados.
Se calcula que cada año mueren cerca de mil millones de aves por colisión, tan sólo en los Estados Unidos; otras estimaciones indican que son de 165 millones a 988 millones, señala Rose Marie Menacho Odio, investigadora del Programa de Manejo de Recursos Naturales de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica.
En la conferencia que ofreció sobre Colisión de aves en instalaciones turísticas de Costa Rica: Repensar el ecoturismo, señaló que una conducta común entre las aves es el boxeo de sombra, cuando se ven relejadas en un vidrio y se “pelean”.
Parece que ignoran que no se trata de un enemigo; no golpean con la cabeza, sino con las patas, es un comportamiento territorial.
Otra situación que sucede es que vuelan a gran velocidad y al golpear puede suceder que se rompan el cuello. “Lo que ocurre también tiene que ver con un problema a nivel cerebral. Al impactar, el cerebro choca con el cráneo y rebota, y al hacerlo se rompen vasos sanguíneos que provocan una hemorragia intracraneal”, puntualizó.
Algunas sobreviven, pero quedan paralíticas; ya no se pueden poner de pie. En otros casos, la gente genera ruido para avivarlas o les sopla: el ave vuela, esas personas creen haberlas salvado. Sin embargo, no es así.
“Cuando un motociclista choca, nadie le dice que inmediatamente después se monte de nuevo en su vehículo y se vaya; por el contrario, se le da tiempo. En este caso igual: hay que dejar al ave descansando, libre de estímulos, hasta que se recupere”. PdC.