“La reina de fuego”, comienza prometiendo una nueva visión sobre Catalina Parr (Alicia Vikander), la última esposa de Enrique VIII (Jude Law). Nos anticipan que, aunque la historia se ha centrado en los hombres y sus guerras, lo que ocurre en las sombras también merece ser contado. Con esta premisa, la película se basa en la novela El Gambito de la Reina de Elizabeth Fremantle, y pinta a Catalina como una figura que, tras ser nombrada regente mientras su esposo está en guerra, se convierte en una estratega cuidadosa que busca reformar Inglaterra desde dentro.
Hasta ahí suena interesante, pero lo que sigue es una decepción. “La reina de fuego” ofrece una versión algo pasiva de Catalina, quien parece más sobrevivir que revolucionar. A pesar de que la película juega con una historia en gran parte ficticia, se siente limitada, desaprovechando la oportunidad de mostrarnos una Catalina más audaz y arriesgada. Los diálogos se sienten pesados y la acción avanza a paso lento, con escenas que simplemente “le ocurren” a Catalina, dejándola sin mucho control sobre su propio destino. Meh…
Alicia Vikander es convincente como una Catalina estoica y calculadora, pero su actuación palidece junto a la de Jude Law. Él, encarnando a un Enrique VIII deteriorado y paranoico, se roba cada escena. Jude Law, a través de una actuación cargada de prótesis y respiración laboriosa, nos presenta a un rey que ha sucumbido a sus propios excesos, un tirano que aterroriza tanto por su poder como por su fragilidad. Enrique es ruidoso, bruscamente desquiciado, y aunque esto a veces raya en lo caricaturesco, al menos mantiene el interés.
El problema central de “La reina de fuego” es que no parece decidirse sobre lo que quiere contar. Para los aficionados a la historia, las licencias creativas pueden resultar irritantes; para el resto, la película simplemente no tiene el gancho suficiente. El tono recuerda más a un episodio desapasionado de Game of Thrones, con intrigas cortesanas que nunca terminan de encenderse. Aunque la premisa sugiere un fuego interno, lo que vemos en pantalla es más bien humo sin chispa. Ralito…
Al final, “La reina de fuego” no logra lo que pretende. Se siente como una oportunidad perdida para dar protagonismo a Catalina Parr, una mujer que navegó en un mundo de hombres y consiguió sobrevivir. Aunque la actuación de Jude Law destaca, el guion y la dirección no logran elevar la historia al nivel de otras obras históricas. Salí del cine pensando en lo que pudo haber sido, deseando que la película se atreviera a darle a Catalina la voz y el control que la historia, ficticia o no, le debe. Prescindible. PdC.
Crítica de Antelmo Villa.