El Rincón del Loco

“Todo en vano” de Walter Kempowski

En “Todo en vano, Walter Kempowski nos sumerge en una narrativa escalofriante ambientada en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, en enero de 1945.

Todo en vano se desarrolla en Prusia Oriental, donde el ejército ruso avanza, dejando al otrora poderoso Tercer Reich en desorden. Mientras los refugiados huyen y el caos envuelve el campo, la familia von Globig permanece curiosamente ajena, continuando su vida en la grandiosa, aunque financieramente empobrecida, finca de Georgenhof. La familia aparenta ser aristocrática, pero su riqueza se ha desvanecido hace mucho tiempo, con gran parte de su tierra vendida por el joven barón, Eberhard von Globig, quien sirve como un oficial burocrático lejos del campo de batalla.

En el centro de la historia está Katharina, la misteriosa esposa de Eberhard, quien transita por la vida en un estado casi de trance. Vestida de negro y admirada por su belleza, se muestra emocionalmente distante, incluso hacia su joven hijo, Peter. Su dolor por su hija fallecida, Elfie, la atormenta, pero sigue siendo una figura pasiva en el hogar. La finca, mientras tanto, es gestionada por la Tía, una solterona resentida que dirige la mansión con estricta autoridad, todo mientras refunfuña sobre los cupones de racionamiento y supervisa a dos trabajadores de cocina ucranianos que no paran de pelear. La mezcla de nacionalidades dentro de la finca—alemanes, ucranianos, polacos—refleja la atmósfera tensa e incómoda a medida que la guerra llega a su fin.

La representación que Walter Kempowski hace de estos personajes y sus vidas estancadas es brillante. Permanecen ajenos a la catástrofe que se avecina, aferrándose a la rutina mientras la traición, el miedo y la desilusión impregnan cada interacción. El oportunista Drygalski, un ex tendero convertido en oficial nazi, aún grita “¡Heil Hitler!” mientras busca con avidez requisar la casa de los von Globig para los refugiados. Walter Kempowski captura lo absurdo y la futilidad de estos últimos días con un humor oscuro y un agudo ojo para el contraste surrealista entre la vida cotidiana y los horrores que se acercan.

El ritmo de “Todo en vano es cinematográfico, moviéndose con rapidez entre las vidas de estos personajes con precisión y economía. Como en un juego de ajedrez, cada conversación e interacción está cuidadosamente medida, con algunos personajes mostrando cautela mientras otros se sumergen en la imprudencia. El temor y la incredulidad que dominan la narrativa se sienten palpables, un reflejo de cómo las personas enfrentan la fatalidad inminente: algunos a través de la negación, otros mediante una calculada supervivencia.

La maestría narrativa de Walter Kempowski brilla al contrastar lo trivial con lo extremo. Un visitante de la casa, un pintor itinerante, captura la destrucción que deja la guerra. La Tía, a regañadientes, ofrece hospitalidad, aunque queda claro que en tiempos de guerra, la supervivencia borra todas las nociones de honor. La pasividad de Katharina se rompe cuando se le pide que actúe, un momento en el que se siente a la vez aterrada y extrañamente orgullosa, pues nunca antes se había confiado en ella para asumir una responsabilidad.

Todo en vano  de Walter Kempowski se erige como un logro monumental, superando incluso  “A paso de cangrejo” de Günter Grass. Es una exploración universal de la fragilidad humana ante la guerra, ofreciendo una mirada profunda y sin concesiones sobre cómo los individuos enfrentan—o no—las duras verdades de la historia. A través de personajes vívidos y una narrativa cruda, “Todo en vano revela la naturaleza brutal e indiferente de la supervivencia.

Walter Kempowski  (Rostock, 1929 – Rotenburg 2007) fue un escritor alemán al que se considera una de las figuras más relevantes de la literatura contemporánea. Su vida quedó marcada cuando, durante una visita a su madre tras establecerse en Hamburgo después de la guerra, fue detenido por la NKVD, que lo acusó de ser un espía. Kempowski fue declarado culpable, cumpliendo ocho de los veinticinco años a los que fue sentenciado en Bautzen.

Fue su serie de novelas Deutsche Chronik, basada en sus propias vivencias, la que lo catapultó a la fama. También el proyecto Das Echolot, que consistió en reunir testimonios de la segunda guerra mundial, tuvo un gran impacto social. Durante veinte años publicó el material biográfico que fue recabando en diez volúmenes y, en 2005, donó su archivo a la Academia de las Artes de Berlín. PdC.

Escrito por B. Del Ángel.

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