CDMX, Diciembre.- Por casi medio milenio, la Virgen de Guadalupe ha estado en la vida del país, desde la época novohispana, y ni siquiera la pandemia de COVID-19 ha impedido que de manera fervorosa, los miles, millones de creyentes dejen de asistir a la cita con ella en su santuario para demostrarle devoción.
Los académicos María Idalia García Aguilar y Miguel Ángel Cerón Ruiz, cuentan que desde el siglo XVI, su imagen está presente en estampas, grabados y representaciones de libros antiguos, pero es más frecuente en obras del pasado a partir de mediados del siglo XVIII, cuando según muestran diferentes libros y documentos, adquiere su actual supremacía como la patrona de México.
Aunque del 9 al 12 de diciembre de 1531 es la fecha documentada de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, fue hasta mediados del siglo XVIII que se afianzó su figura en todo el país; momento culminante cuando se convierte en elemento colectivo.
La Virgen de Guadalupe es parte de nuestra identidad; creyentes o no creyentes en ella o en el milagro de sus apariciones en el año de 1531, en cualquier parte del mundo “nos identifican gracias a ella”.
A pesar de que no hay evidencia documental de que estos hechos ocurrieran, ha permanecido con los mexicanos a partir del siglo XVI, abunda el historiador y titular de las clases de Nueva España y Paleografía, Miguel Ángel Cerón Ruiz.
El culto se ha extendido por todo el mundo. En el siglo XVII los jesuitas se dieron a la tarea de difundir la devoción y mandaron a hacer imágenes que llevaron por América Latina, Europa y Filipinas. De hecho, la patrona del pueblo de Arsoli, en Italia, es la Virgen morena del Tepeyac. PdC.