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Mentiras infantiles no siempre son normales

CDMX, Diciembre.- Las mentiras infantiles a veces pueden ser inocentes, quizá hasta tiernas o graciosas, pero cuando se hacen de manera constante o sistemática, puede desembocar en una mitomanía; problema grave porque en el fondo se oculta una carencia afectiva, bullying, maltrato familiar y en casos más extremos, abuso infantil.

Las mentiras infantiles se consideran como un proceso normal en el desarrollo de los niños. Sin embargo, ¿cómo saber si son “mentiritas blancas” o ya significan un problema?

Entre los dos y cuatro años de edad se presentan por primera vez; etapa cuando hay que determinar los propósitos y funciones que tienen las mentiras infantiles e interpretar sus verdaderos significados, dice la directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), Claudia Sotelo Arias.

Para poder interpretar si son o no “mentirillas blancas”, pues éstas no siempre son negativas a veces en el fondo expresan anhelo, el centro expone una serie de ejemplos, cuyo significado se presenta de manera implícita.

*Oposición al mandato de sus padres por un acto normal de rebeldía. “Ya comí o no me dejaron tarea” cuando es falso.

*No acatar las reglas de las figuras de autoridad: “yo no empuje al niño, se cayó solo”, “yo no metí el dedo al pastel”, etcétera.

*Cuando no aceptan una propuesta de un adulto porque empiezan a formar su propia visión del mundo: “No quiero comer chocolate” cuando todos saben que es su postre favorito.

*Por represión o no sentirse avergonzado: “no rompí la porcelana de la mesa”.

*Para proteger la privacidad. Cuando a un niño le molestan sus compañeros de escuela y miente al afirmar que se lleva bien con esos compañeros. “Es respetable cuando se dice unas cuantas veces pero cuando se vuelven una situación sistemática de mentiras lo más probable es que se esté presentando el acoso escolar. Aquí hay que romper con las mentiras y tomar cartas en el asunto de inmediato”.

*Los niños también mienten cuando no quieren que su mundo se resquebraje, es decir, si tienen un padre o una madre que los maltrata dirán que papá o mamá los quiere y los cuida aunque en realidad sea todo lo contrario.

*En el juego ellos dicen mentiras que no lo son, son fantasías cuyo objeto es satisfacer un deseo irrealizable: “mi padre tiene un auto nuevo”, “voy a tener una fiesta en un salón de fiesta”, “nos fuimos de vacaciones a la playa”, cuando la realidad es totalmente adversa.

Cuando los niños mienten sistemáticamente, entonces se está ante una patología que atañe a toda la dinámica familiar. Lo ideal, dice la maestra Susana Salazar coordinadora general del CEEPI, será pedir ayuda de un profesional de la psicología infantil.

Tras una terapia psicológica de juego puede diagnosticar el origen de la mitomanía infantil en particular, y por ende, resolver el problema de raíz. PdC.

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