CDMX, Diciembre.- Abuelos y médicos tradicionales totonacas se acercaron a investigadores de la UNAM para preservar el saber acumulado por siglos y evitar que se pierda con la emigración de los jóvenes indígenas a Estados Unidos.
Hace cuatro años un grupo de abuelos y cerca de 70 médicos tradicionales se acercaron a investigadores del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) con la propuesta de crear un espacio y un plan de estudios que les permitiera a los mayores transmitir sus saberes.
De esta manera surge el plan de la Escuela de Medicina Tradicional Totonaca a fin de transmitir a las nuevas generaciones sus conocimientos sobre cuidado de la salud, explica la investigadora del Programa, Carolina Sánchez García.
La investigadora comenta que por el momento, la Escuela o Pukgaltawakga Likuchu, en totonaca, es un proyecto en desarrollo en el que trabaja el PUIC con el Centro de las Artes Indígenas y académicos de otras instituciones (como la Universidad Veracruzana).
Para probar y mejorar lo que será el modelo educativo, se organizó el primer diplomado que inició en octubre de 2019 y concluyó en febrero de 2020, del cual se graduaron 13 jóvenes quienes recibieron lecciones de especialistas de la UNAM, de temazcaleros, parteras, rezanderos, sobadores, yerberos.
Fueron instruidos en diversas artes sanatorias y reforzaron sus conocimientos en su lengua, cosmovisión y cultura.
Al grupo universitario se integraron antropólogos, pedagogos, botánicos y especialistas como Roberto Campos, de la Facultad de Medicina, quien además de estudiar las diferentes formas en que la medicina tradicional y convencional pueden converger, le ha dado sustento científico a padecimientos que parecían existir sólo en el imaginario colectivo.
Con el objetivo de generar cada vez más documentos que respalden la validez de estas prácticas sanatorias, los investigadores, maestros y alumnos de la Pukgaltawakga Likuchu trabajan en dos manuales: uno de parteras y otro de sobadores.
También en un Diccionario de la Medicina Tradicional Totonaca, que se sumará a la Biblioteca de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM.
Más que curanderos, parteras o yerberos, se considera que los jóvenes que egresarán de sus aulas serán “dialogadores de la salud”, vocablo elegido por los médicos tradicionales y guías espirituales.
Debemos evitar que dichos saberes se pierdan y la clave para lograrlo es la transmisión intergeneracional del conocimiento; eso es lo que buscamos con la Escuela de Medicina Tradicional Totonaca, señala la investigadora. PdC.