Su tamaño nada tiene que ver, son microscópicas, conviven con nosotros y aunque no las vemos, ahí están agazapadas; lo peor es que cada día se hacen más fuertes. Son las bacterias que con el tiempo se convierten en una amenaza para la humanidad.
No queremos ser alarmistas, pero esto de las bacterias, a decir de la investigadora universitaria, María Guadalupe Miranda Novales, es una pandemia en silencio porque no se ve, no se anuncia, pero es triste que las personas mueran en los hospitales por infecciones debidas a bacterias resistentes.
La integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) explica que como parte de su proceso evolutivo las bacterias se adaptan, modifican su material genético, mutan y se hacen resistentes incluso a sustancias del medio ambiente.
Explica que como antes había grupos reducidos de medicamentos, las bacterias estaban menos expuestas, varias morían y algunas sobrevivían, pero en una cantidad que no representaba un problema en la salud del individuo. Actualmente los hay con mecanismos de acción diferentes, y una sola bacteria puede mutar y terminar con cinco, seis o 10 “armas” que la defienden.
Además, las bacterias pueden intercambiar sus mecanismos de resistencias, logran transferir, unas a otras, material genético, incluso en bacterias de diferente género y especie.
Eso les ha generado mecanismos sumamente adaptados a sobrevivir y nos están ganando la batalla contra los antibióticos y contra nuestros propios mecanismos de defensa, al impedir que las eliminemos.
Este problema es de todos, no sólo de los médicos, ni de los fabricantes de los antibióticos, nos afecta a todos.
Y nosotros para evitar que las bacterias se hagan más resistentes NO debemos pedir al médico que nos lo recete, tampoco consumirlos en cualquier momento ni guardar lo que nos sobra y después utilizarlo. PdC.
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