Y siguen las secuelas, quizá la más generalizada, nos haya dado COVID o no, es el estrés; lo que todos estamos viviendo ya hasta parece estrés postraumático…así como nadie estamos escapando del coronavirus, tal parece que tampoco del estrés nadie se salva.
Y es que de verdad, no hay amigo o familiar que no externe que se siente de momento, angustiado, preocupado, ansioso, triste con ganas de llorar y a veces hasta alterado. ¿Qué nos está pasando?
La ansiedad (proveniente del término latino anxietas, que significa congoja o aflicción) es un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desasosiego ante lo que se vive como una amenaza inminente y de causa indefinida.
“La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica es que esta última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. Cuando la ansiedad es muy severa y aguda puede llegar a paralizar al individuo, transformándose en pánico”.
Alerta el presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología, Alejandro Zalce Aceves, quien comenta que en esta época en que transitamos hacia una nueva normalidad, la ansiedad y el estrés están en varios de nosotros, incluso a veces normalizamos esas emociones y no las identificamos con claridad.
Ante ello, es fundamental conocer sus características y buscar ayuda profesional en casos de manifestaciones agudas en una persona.
El especialista participó en el ciclo virtual “El sofá de las neurociencias”, organizado por la Facultad de Ciencias de la UNAM, con la charla “Trastornos de ansiedad y estrés en vías de la nueva normalidad”.
Durante la charla explicó que existen distintos cuadros clínicos en los cuales la ansiedad es el síntoma fundamental.
Entre ellos, el trastorno por crisis de angustia, en el que la ansiedad se presenta en forma de episodios como palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, temblores o miedo a morirse.
El el trastorno de ansiedad generalizada, donde hay un estado permanente de angustia o trastorno fóbico, así como miedos específicos o inespecíficos; y el trastorno obsesivo-compulsivo con ideas desagradables que pueden acompañarse de actos rituales que disminuyen la angustia de la obsesión.
El especialista considera que en pospandemia la ansiedad se ha transformado hasta el nivel de normalizarse, ya que las personas no detectan que se tensan hasta que les sobreviene un problema mayor de salud. PdC.
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