Cultura

Que no muera el Día de Muertos, nos da identidad

¿Sabías que nuestro “Día de Muertos” es conocido en todo el mundo, que miles de personas vienen de todas partes a presenciar esta gran festividad, y que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?

Pues así es, desde 2008 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura lo elevó a este rango.

Fue declara patrimonio cultural por su importancia y significado ya que se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.

Toda esta fiesta y ritual que cada año hacemos para recibir a “nuestros muertos”, para el organismo, el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad

También contribuye a reforzar el estatuto cultural y social de los pueblos originarios de México. “El Día de Muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido”.

María Angélica Galicia del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM dice que la festividad es reconocida a escala mundial; es un elemento que nos da identidad como mexicanos y por eso es importante conservarlo, que continué su realización aún con sus adaptaciones actuales.

Para preservar la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, “yo apuesto a la creatividad de los mexicanos; quizá puedan plantearse parámetros constantes como las flores de cempasúchil, el papel picado, la comida típica de cada zona, la bebida, etcétera”.

Sobre todo, lo que no debe faltar es la idea de compartir con los muertos. “Vienen y hay que hacerles ofrenda, aunque sea de tres naranjas, dos limas y algunas veladoras. Hay que seguir ofrendando lo que se pueda, y adornar como se pueda”. Mientras se lleve a cabo la celebración, y las familias se reúnan, aseguramos que la tradición prosiga.

Ojalá que la idea de la muerte de los mexicanos se conserve, que sigamos riéndonos de ella, que la “comamos” en forma de calavera de dulce, compartamos con ella una buena borrachera, y persista la idea de que con el fallecimiento no se acaba la vida.

Morir es un proceso biológico natural; si algo hay seguro cuando nacemos, es que moriremos, recuerda María Angélica Galicia.

Que siga esta celebración, aunque se combinen nuevos elementos – algunos, incluso, importados del extranjero– si es que no hay alternativa. Pero que prevalezca la alegría y pensar a la muerte como un paso y no como una fatalidad, dice la antropóloga. PdC.

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