Al Paciente con Amor

Fentanilo, tan potente como letal

¿Por qué el fentanilo es uno de los opioides más peligrosos? Al suprimir la respiración puede causar daños cerebrales, estado de coma o la muerte porque es de 50 a 100 veces más potente que la morfina.

Para entender la dimensión de los efectos del fentanilo, imaginen un grano de arroz partido en cinco porciones; la dosis letal es del tamaño de una de ellas, su potencia es gigantesca.

A esto hay que sumar que existen análogos que no sabemos qué contienen, porque son fabricados en laboratorios clandestinos y solo quienes los elaboraron saben el tipo de precursores que usaron, comenta el asesor en salud mental y trastorno por uso de sustancias, del Consejo Consultivo de Nuevo León, Carlos A. Galicia Galicia.

Durante la charla, transmitida a distancia, el investigador explica que se trata de un opioide sintético utilizado para ayudar a personas con dolor intenso. Los médicos recetan su administración en pastilla, píldora, aerosol, parche para la piel o inyección.

Es 100 por ciento creado por el ser humano, a diferencia de varios opioides que provienen de la amapola.

Se emplea desde hace medio siglo, pero fue aprobado a inicios de la década de los 90 para tratar el dolor severo, especialmente para pacientes con algún tipo de cáncer.

Sin embargo, la combinación de su extrema potencia y la facilidad de acceso a la droga ocasionan que sea cada vez más utilizado con fines no médicos entre los consumidores de drogas de Estados Unidos.

El especialista explica que el problema es que el fentanilo no farmacéutico se fabrica ilegalmente y a menudo se combina, en forma de polvo o líquido, con drogas ilícitas (cocaína, metanfetamina y heroína).

Al igual que sus derivados activan mecanismos que provocan euforia asociada al “viaje”, además de alivio del dolor que rápidamente genera dependencia, suprime la respiración o el reflejo respiratorio, lo que puede causar daños cerebrales, estado de coma o la muerte, además de sensación de calor y estreñimiento.

Otros efectos secundarios son la depresión, cambios en el comportamiento que incluyen episodios de llanto, ansiedad e irritabilidad, ideas de suicidio y alucinaciones.

Boca seca, trastornos en la memoria a corto, mediano y largo plazos; variaciones y descenso en el ritmo cardiaco, contracción pupilar, infecciones renales y urinarias, así como depresión respiratoria.

Al igual que con otros opioides, destaca el psiquiatra, la sobredosis de puede causar pupilas pequeñas en forma de puntitos, asfixia o gorgoteo, piel fría y/o húmeda, y pérdida de consciencia. PdC.

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