La tuberculosis es una enfermedad que ha acompañado al ser humano desde hace siglos; infección bacteriana contagiosa que afecta a los pulmones y puede propagarse a otros órganos, pero que no se ha podido erradicar en el mundo.
El 80 por ciento de los casos son a nivel pulmonar, el resto se registra en otros tejidos (ganglios linfáticos, riñones, huesos, articulaciones, etcétera); en cualquier forma, el tratamiento es el mismo, es gratuito y puede curar hasta 99 por ciento de los casos si hay apego al mismo durante los seis meses indicados.
Asimismo, la terapia farmacéutica debe ser controlada y estrictamente supervisada para asegurar que el paciente cumpla con la prescripción, refiere la académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Antonia Isabel Castillo Rodal.
No obstante que no se ha podido erradicar, la tuberculosis es un padecimiento que se puede controlar y reducir su incidencia, incluso se puede prevenir.
La experta explica que se tiene una vacuna que protege de las formas más graves de tuberculosis (meningea y miliar); en el caso de la pulmonar, solo 50 por ciento de estos casos podría evitarse con la única vacuna antituberculosa que existe, la BCG (Bacillus de Calmette y Guérin), que reciben lactantes y niños pequeños.
Refiere que la incidencia puede disminuir de manera considerable, aunque es difícil su erradicación debido a que el mayor número de casos se registra en las personas más desfavorecidas, con pocas vías de comunicación, menor acceso a la educación y falta de higiene, por lo que llegar a esas poblaciones es complicado.
Si bien la incidencia en México es baja comparada con países de oriente o India, la nación ocupa el tercer lugar en cuanto a resistencia a los antimicrobianos destinados a tratarla. Sucede por factores propios de la bacteria, genéticos del individuo y por falta de apego al tratamiento. India, China, Indonesia, Pakistán, entre otros, es donde hay mayor cantidad de casos.
Prevención
La BCG, refiere, se descubrió hace 100 años y es la vacuna más aplicada en el mundo: cada año cerca de 100 millones de individuos son inmunizados, a partir de su surgimiento se han administrado más de cuatro mil millones de dosis.
Este reactivo evita las formas graves de la tuberculosis y protege al 50 por ciento de la población que la recibe; todavía se desconoce por qué no genera inmunidad en el 100 por ciento, por ello se prueban nuevos biológicos.
Advierte que a partir de la crisis sanitaria por la COVID-19, los dos últimos años han sido problemáticos porque se interrumpió la detección y el tratamiento contra la tuberculosis, así como la aplicación de la vacuna BCG. “Por su evolución, debemos estar alerta, pues seguramente en el corto plazo se incrementarán tanto el número de casos, como de fallecimientos”.
Antonia Isabel Castillo recomienda a la población estar atenta a su estado de salud. “Si tenemos tos frecuente que no se nos quita, fiebre nocturna y pérdida de peso, no hay que dudar para acudir al médico”. Además, lactantes y niños deben recibir la vacuna BCG, así como el esquema completo de vacunación para protegerlos.
La académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Antonia Isabel Castillo Rodal, resalta que se trata de una enfermedad antigua; sin embargo, no se ha tenido la capacidad de erradicarla. Pese a lo anterior, se progresa en la disminución en el número de casos y de fallecimientos que produce.
Una enfermedad antigua
Este padecimiento, recuerda, ha acompañado al ser humano desde hace siglos. De hecho, los primeros reportes mencionan su presencia en la India, hace tres mil 300 años, mientras que en China fue hace dos mil 300 años.
Expone que en 1882, el 24 de marzo –día establecido por la OMS para conmemorar el Día Mundial de la Tuberculosis–, Robert Koch dio a conocer el bacilo causante de la enfermedad, Mycobacterium tuberculosis, lo que abrió el camino hacia su diagnóstico y cura. A partir de entonces inició la búsqueda de un tratamiento. PdC.