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Con tantos carros las calles son un riesgo

El espacio público está monopolizado por el automóvil, y digan si no, tan solo en la Ciudad de México hay 5.4 millones de vehículos particulares registrados, lo que implica que en promedio hay un automotor particular por cada dos habitantes, sin contar motocicletas, transporte de carga, ni de pasajeros.

Este mundo de carros crea un ambiente inseguro para los grupos vulnerables como los menores de edad y los adultos mayores quienes sus vidas se ponen en riesgo al transitar por las calles.

Y es que cuando se expanden las ciudades se da más prioridad a la motorización que a los espacios para los peatones.

Esto genera un ambiente hostil para los grupos de la población más vulnerables: las infancias, personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres, personas en situación de calle, considera Rocío García Flemate, estudiante de maestría del Posgrado de Urbanismo.

En el país los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte en la población infantil, ya sea violenta o accidental.

La OMS ha considerado a estos eventos como un problema de salud pública global, pues en el mundo un promedio de 1.24 millones de personas pierden la vida de esa manera, 21 por ciento de ellos son menores de 14 años, sobre todo cuando son peatones.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía señala que 41.4 por ciento de niñas y niños mayores de tres años se desplazan a la escuela caminando, “lo que permite concluir que cuando las infancias salen a la calle enfrentan un ambiente en el que sus vidas están en riesgo porque en la configuración de las ciudades no se consideran sus necesidades, ni sus características”.

Ello nos muestra que se trata de un ambiente hostil para esa población y para la ciudadanía en general.

“Además, está el hecho evidente de que niñas y niños poseen características distintas a las de los adultos en múltiples aspectos: cognitivo, conductual, físico, dimensiones, estaturas, etcétera, pero también los pequeños tienen formas específicas de movilidad que los convierte en un grupo vulnerable en este contexto urbano vial”, refiere la universitaria.

Al salir a las calles, “nos encontramos con un ambiente de tránsito complejo, en constante cambio y exigente en el sentido de que nos obliga a poner en marcha en un tiempo corto una diversidad de procesos cognitivos complejos los cuales aún se encuentran en desarrollo en las infancias como la percepción, atención, toma inmediata de decisiones, capacidad y velocidad de reacción, identificar y medir el peligro, riesgos que se transforman constantemente conforme sus etapas de desarrollo avanzan”. PdC.

 Foto de Life Of Pix.

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