*Día Mundial SIN Tabaco.
La primera evidencia histórica del tabaco se encontró en Perú en el 2010 al descubrir el fósil de hojas de tabaco. Calculan que corresponde a la era del pleistoceno, 2,5 millones de años antes de Cristo.
Hace 10 mil años se cultivaba de manera habitual y se usaba solo en ceremonias religiosas entre los pueblos indígenas de Centro y Norteamérica.
El primer contacto de los europeos con el tabaco se produjo cuando fue presentado por los indígenas locales en el segundo viaje de Colón al “nuevo mundo”.
Ese viaje se centró en las diferentes islas del caribe, y se piensa que debido a esto los españoles denominaron a una isla descubierta entonces, Trinidad y Tobago (los indígenas locales lo denominaban tabago).
De curativo a adictivo
Quien lo iba a decir, a mediados del siglo XVI, el tabaco se consideraba una planta con propiedades curativas. Jean Nicot, entonces embajador francés en Lisboa, realizó una serie de experimentos para evidenciar el carácter curativo del tabaco, y dio el nombre al principal alcaloide de la planta: la nicotina.
Al inicio del siglo XVIII el tabaco se podía encontrar en cualquier rincón del mundo.
Hoy, la nicotina contenida en el tabaco es sumamente adictiva, y el consumo de éste es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de más de 20 tipos o subtipos diferentes de cáncer y muchas otras enfermedades debilitantes.
Cada año se registran más de 8 millones de defunciones relacionadas con su consumo, además de ser mortífero para los no fumadores, anualmente provoca 1,2 millones de defunciones, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo al organismo mundial, casi la mitad de todos los niños respiran aire contaminado por humo de tabaco, y cada año mueren 65 mil infantes por enfermedades relacionadas por emanaciones ajenas; durante el embarazo puede ocasionar algunos trastornos de salud permanentes a los bebés.
A propósito del Día Mundial sin Tabaco que se conmemora hoy 31 de marzo, cabe recordar que los productos de tabaco calentado contienen tabaco y exponen a los usuarios a emisiones tóxicas, muchas de las cuales provocan cáncer y son nocivas para la salud.
Por ser muy adictivo provoca defunción y discapacidad prematuras entre los adultos de la familia en edad productiva.
La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo, ya que es perjudicial en todas sus modalidades y no existe un nivel seguro de exposición al tabaco.
Fumar cigarrillos es la forma de consumir tabaco más extendida en todo el mundo. Otros productos de tabaco son: el tabaco para pipa de agua o narguile, diferentes productos de tabaco sin humo, cigarros, puritos, tabaco de liar, tabaco picado, bidis y kreteks.
Se han identificado más de cuatro mil sustancias químicas en el humo de éste y no existe un nivel seguro de exposición a las emisiones de tabaco ajeno.
Basándose en pruebas científicas, la Conferencia de las Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT de la OMS) llegó a la conclusión de que los entornos 100% libres de humo son la única forma probada de proteger adecuadamente la salud de las personas frente a los efectos nocivos del humo de tabaco ajeno.
Las leyes de entornos libres de humo protegen la salud de los no fumadores y son populares, ya que no perjudican a las empresas y animan a los fumadores a dejar de fumar.
Cuando los consumidores de tabaco se hacen conscientes de los peligros del tabaco, la mayoría de ellos quieren dejarlo. Sin embargo, la nicotina que contienen los productos a base de éste es muy adictiva y, sin apoyo para dejar de fumar, solo el cuatro por ciento de los consumidores que intentan dejar el tabaco lo logran.
Por ello, el apoyo profesional y una medicación de eficacia probada pueden duplicar con creces las probabilidades de éxito para abandonar el tabaco. PdC.
Con información de la Organización Mundial de la Salud y del Blog del Hospital Universitario quirónsalud, Madrid.
Foto de Basil MK.