¿Lo sabías…? El tecnoestrés es una alteración relacionada con el manejo abusivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Si no puedes dejar a un lado el celular por un momento ni para bañarte o que sientes que tu vida no está completa si no estás en contacto con tu tableta o tu computadora, ¡ten cuidado!
El uso desmedido de las TIC podría provocar trastornos de ansiedad y cognitivos, problemas del sueño, dificultad de concentración, alteraciones de memoria, inseguridad, síntomas respiratorios, cardiovasculares y gastrointestinales, entre otras afectaciones.
Utilizar de manera excesiva las tecnologías en los ámbitos laboral, escolar y en la vida personal podría acarrear consecuencias negativas como el tecnoestrés, alerta la profesora de la Facultad de Psicología (FP), de la UNAM, Erika Villavicencio Ayub.
Tecno, tecno, tecno…
La especialista comenta que hay diversos tipos de tecnoestrés: tecnofatiga, tecnofobia, tecnoadicción y tecnodependencia.
La tecnofatiga se observa más en la generación X (los nacidos entre 1965 y 1980) que emigró al uso de internet y los dispositivos tecnológicos, quienes experimentan fatiga por las cargas de trabajo y estar expuestos al intercambio digital.
Tecnofobia es la resistencia o miedo a usar la tecnología por la poca preparación que existe para ello; la tecnoadicción y, más recientemente, la tecnodependencia.
Adicional a estas cuatro categorías, comenta la psicóloga, existe una serie de trastornos que se documentan e investigan como el fomo (Fear of Missing Out, miedo a perderme algo), obsesión por estar conectado permanentemente para enterarme de lo que ocurre en el timeline de amistades o personas que se siguen en las redes.
De igual forma, el aislamiento social, que implica el alejamiento voluntario de los demás; el síndrome de vibración fantasma, cuando se cree que vibró o sonó mi celular y de inmediato buscamos el dispositivo y atendemos, pero no nos percatamos que no es cierto.
Cada vez se eleva el porcentaje de las personas que creen sentirlo, en particular en la noche, refiere Erika Villavicencio en el cuarto ciclo de conferencias UNAMirada desde la Psicología.
Palabras por emoticones
Detalla que otro síndrome es el sleep texting, donde las personas en fase avanzada de sueño hacen uso de sus dispositivos de forma inconsciente o casi dormidos, y la generación muda, que ocurre principalmente en millennials y centennial.
Tiene que ver con aquellos cambios en la forma en que se comunican o hablan, aunque prefieren textear en lugar de hacer una llamada o interactuar de manera presencial. “Hemos perdido gran cantidad del vocabulario sustituyendo las palabras por imágenes o emoticones”.
Puntualizó que la adicción al WhatsApp, una de las aplicaciones o red social de mayor uso, es otro de los síndromes, junto con la infotoxicación, exceso de información superior a la que nuestro cerebro puede asimilar.
Y el phubbing, que consiste en ignorar a nuestros acompañantes o a quien tenemos al lado por concentrarnos en la tecnología (teléfono móvil).
¡Aguas! con el tecnoestrés, mejor desconéctate
En la Facultad de Psicología hemos avanzado con paso firme y hoy contamos con instrumentos estandarizados para la población mexicana, los cuales miden tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia y que se aplican en otros países de América Latina con buenos resultados, manifestó.
De acuerdo con la universitaria, hay que aprender a “desconectarnos” y a usar en forma adecuada los recursos digitales para potencializar el resultado que podamos obtener, sin la afectación de nuestra salud física y mental. PdC.
Foto de Khoi Tran.