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Amor y sexo, no están relacionados

Existe la creencia que una vida sexual activa es igual a que “me ama”; que entre más se tiene sexo hay más amor. Pero qué creen, en una relación de pareja, tener sexo, digamos, de manera muy frecuente, no necesariamente quiere decir que hay amor.

Aunque pueden coincidir el amor y el sexo, no están inherentemente interrelacionados, refiere Gabriel Gutiérrez Ospina, estudioso del Instituto de Investigaciones Biomédicas.

El mito surgió porque se asume que las parejas están bien cuando mantienen una vida sexual activa. Sin embargo, la realidad es otra. Investigaciones recientes sugieren lo contrario.

Las parejas emocionalmente estables tienden a tener una frecuencia sexual más baja. El motivo es que otras cosas llenan emocionalmente al ser humano, señala el académico universitario.

Se ha descubierto que las personas con una alta frecuencia de actividad sexual suelen asociarse más con la ansiedad, el miedo al abandono y la inseguridad en la relación.

La sexualidad proporciona a las personas una especie de garantía de que la relación se mantiene saludable, generando un estado de bienestar que depende del sexo.

Por ello, cuando las parejas disminuyen su actividad sexual, a menudo se sienten inseguras en su amor y temen no ser atractivas para su pareja. Como resultado, buscan incrementar la frecuencia de sus encuentros sexuales para aliviar estos miedos.

Hay quienes dicen sentirse bien cuando tienen relaciones sexuales frecuentes, pero este bienestar puede estar basado en la inseguridad. A través de este acto físico, obtienen la sensación de que no serán abandonados y de que son valiosos para su pareja.

No obstante, tener relaciones sexuales con frecuencia puede brindar un bienestar temporal, pero éste a menudo se fundamenta en una carga emocional basada en los miedos.

En la nota periodística “El sexo y el amor no necesariamente están relacionados”, escrito por Michel Olguín Lacunza y Emiliano Sánchez, publicada en la revista UNAMGlobal, se destaca que:

*El amor y el sexo, a pesar de haber estado vinculados durante siglos, no siempre coinciden. En ocasiones, esta coincidencia puede resultar fabulosa, pero no es la norma.

*La concepción de que las parejas emocionalmente estables mantienen una actividad sexual intensa es errónea. De hecho, los estudios recientes muestran que cuando las parejas son emocionalmente estables, la frecuencia sexual disminuye, pues hay otros aspectos que satisfacen las necesidades emocionales.

*Una alta frecuencia sexual suele estar asociada a sentimientos de ansiedad, miedo al abandono e inseguridad en la relación.

*El sexo frecuente puede generar una sensación temporal de bienestar, pero es un alivio que surge de un miedo previo, no de una seguridad auténtica.

*La respuesta biológica a tener relaciones sexuales está más relacionada con la reproducción que con lo emocional.

*Si el deseo de tener relaciones sexuales surge del miedo a la soledad y a la ansiedad, es importante cuestionarse qué significa realmente ‘me gusta’, ‘lo deseo’ y ‘lo necesito’ desde un punto de vista emocional.

*Es importante ser honesto al analizar las razones detrás del deseo sexual. Necesitar a alguien para ser feliz no es una situación auténtica.

Quizá por eso las abuelas decían que lo que más perdura son los detalles y la “belleza interna”. PdC.

 Foto de Rodrigo Souza.

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