Al Paciente con Amor

Desagradables, pero son un escudo protector

Aunque nos parezca desagradable, pero ¿tú sabías que esa sustancia viscosa y pegajosa que nuestro cuerpo secreta por la nariz, más comúnmente conocida como moco, es un escudo que nos protege?

Pues sí, aunque no es muy agradable hablar de ello, resulta que esa mucosidad compuesta por agua, mucinas y sales inorgánicas, también contiene proteínas, azúcares y moléculas que ayudan a nuestro organismo a controlar los gérmenes dañinos, es decir, su función principal es de protección.

Los mocos protegen los pulmones, cuando inhalamos aire a través de la nariz, éste contiene muchas partículas pequeñas como polvo, gérmenes y polen; si llegan a los pulmones, es posible que se irriten o infecten, haciendo difícil la respiración.

Como ven, esta sustancia nada agradable es de mucha ayuda para nuestra salud ya que al atrapar esas partículas deteniéndolas en la nariz impiden su entrada a los pulmones.

¿Por qué se producen?

La mucosidad es la secreción que producen las células de las paredes de las diferentes membranas mucosas de cualquier parte del organismo, y contiene enzimas antisépticas e inmunoglobulinas.

Los mocos no son cualquier cosa, son importantes para la defensa de nuestro organismo por su función inmune, además de hidratar y lubricar las paredes de la mucosa. La más conocida producida por el aparato respiratorio, es la flema.

Los mocos de la nariz se producen porque las partículas de polvo, los gérmenes o el polen que respiramos quedan atrapados por la mucosidad que se genera dentro de la nariz junto con los cilios o pelillos.

Cuando esa mezcla se seca, forma el moco y tenerlos indica que la nariz está cumpliendo con su función, que es la de protección al pulmón.

Has de saber que hay “mocos sanos”, los que tienen un aspecto de fluido viscoso de color transparente o blanquecino como la clara de huevo.

La mucosidad o moco frío aparece en la época de invierno y se debe  a que el moco es más espeso que los cilios (pelillos que recubren la mucosa respiratoria empujando las secreción a la garganta), dejan de funcionar correctamente haciendo que se acumulen en la nariz y por tanto, moqueamos.

No solo están en la nariz

Más de 200 metros cuadrados de nuestro cuerpo están cubiertos de moco y eso incluye al tracto digestivo, a los pulmones y al tracto urinario.

Cada día producimos varios litros de esta sustancia, cuya función principal es proteger a los órganos de los ataques de agentes externos, como virus o bacterias.

Si nos centramos en la mucosidad del tracto respiratorio, estas llegarán a la superficie de los pulmones y, al estar cubierta de moco, quedarán atrapadas ahí.

En ese momento entran en juego unos pelillos llamados cilios, cuya función es empujar el moco hacia arriba y lejos de los pulmones, con todos los gérmenes y polvo atrapados con él.

Este moco sube hasta la parte posterior de la garganta sin que lo notes y, también sin darte cuenta, te lo tragas con la saliva.

Quien iba a pensar lo importante que es esta sustancia viscosa, que cuando no hemos limpiado bien nuestra nariz nos ha puesto en momentos incómodos; o que cuando nos da gripa no dejan de escurrir y escurrir de nuestra nariz.

Y que a propósito de gripa resulta que el moco verde no significa que sea lo más álgido de la infección.

Ahora nos vamos enterando que el moco transparente que aparece al inicio del resfriado es el más contagioso, ya que es cuando contiene muchos virus.

Mientras que el moco blanco o amarillo se forma dos o tres días después del inicio de la infección, y el verde al finalizar ésta; que pese a su aspecto y creencias de todos, resulta que es el menos contagioso que el transparente. PdC.

 Con información de Comunidad Biológica @Bio_comunidad, y de Savia, Salud digital. 

 Foto de Polina Tankilevitch.

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