CDMX, Septiembre 25/23.- Tal parece que el destino nos alcanzó, y no es que uno quiera ser catastrofista, pero nuestra realidad climática no es nada halagüeña; la transformación de la naturaleza está poniendo en peligro el bienestar humano, y vean si no.
En los últimos 50 años la población mundial se duplicó, la extracción de recursos y energía se triplicó, el comercio se incrementó por diez y la economía global aumentó cinco veces.
“Actualmente, mil 300 millones de personas viven en pobreza en el mundo, 700 millones padecen hambre, dos mil millones están afectadas por la degradación de la tierra y ocurren nueve millones de muertes prematuras al año por la contaminación”.
Vivimos en un modelo de desarrollo insostenible, que es inequitativo e intensivo en la extracción de recursos naturales, el cual degrada y sobrepasa la capacidad planetaria, alerta el académico del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente, Fernando Tudela Abad.
Actualmente el planeta es 1.2 grados Celsius más caliente; las especies de plantas y animales se extinguen decenas y cientos de veces más rápido que la tasa natural; dos terceras partes de la superficie terrestre está intervenida.
Hay concentraciones atmosféricas mayores que en cualquier otro momento de los últimos 800 mil años; además de que la erosión del suelo de los campos agrícolas es de 10 a 100 veces superior que el índice de su formación.
Ante esto, señala que debemos entender que la transformación de la naturaleza pone en peligro el bienestar humano y que la transformación de la relación de la humanidad con la naturaleza es clave para alcanzar un futuro sostenible.
Luego de afirmar que se trata de un problema bioético que pone en riesgo a múltiples ecosistemas de vida planetaria y a nuestra especie, Tudela Abad citó a Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, quien dijo: “hacer las paces con la naturaleza es la tarea definitoria del siglo XXI”.
El especialista considera que el cambio climático, el deterioro de la biodiversidad, la pandemia y la desigualdad creciente son crisis globales interrelacionadas entre sí, e inducidas por la intervención humana.
Tudela Abad destaca que para limitar a 1.5 grados Celsius la temperatura del mundo se necesita reducir emisiones globales de gases de efecto invernadero: 43 por ciento en 2023 (para lograr cero deforestación en 2030), 60 por ciento en 2035 y cero emisiones netas en 2050.
Abundó que para llegar a esas metas es indispensable la cooperación internacional reforzada, mayores recursos financieros, transparencia, monitoreo, reporte y verificación; una transición justa y la participación de todos los sectores y actores.
Por lo pronto, por no aplicar consideraciones bioéticas a nuestro trato hacia el planeta, hoy vivimos efectos como calor excesivo, extinción de especies, incendios forestales, olas de calor, inundaciones, sequías y creciente contaminación ambiental.
“Pero impera el negacionismo, el desprecio por los datos científicos, aunque el cambio climático esté afectándonos directamente”, señala el matemático, doctor en arquitectura y ambientalista.
Quien ofreció la sexta conferencia de la Cátedra Extraordinaria de Bioética. Problemas bioéticos contemporáneos IV, coordinada por Carol Hernández Rodríguez, académica del Programa Universitario de Bioética de la UNAM. PdC.