Miscelánea

Mayor extracción de agua, mayor vulnerabilidad de la CDMX

CDMX, Octubre 2/23.- La zona sísmica en los antiguos lagos de la Ciudad de México es parecida a una “gran gelatina”, y es que al extraer el agua de la capital del país ha provocado un hundimiento gradual.

Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad del Instituto de Ecología de la UNAM, explica que al sacar agua a una profundidad de 100 a 300 metros ha creado, durante décadas, un fenómeno de subsidencia, es decir, el hundimiento gradual de la superficie terrestre debido a la pérdida de volumen, el cual tiene relación directa con los sismos al volver más vulnerable a la urbe.

En tanto, el investigador del Instituto de Geofísica, Enrique Cabral Cano, destacó que en nuestro país gran parte de estos procesos son originados por la extracción de agua subterránea; este fenómeno se ha documentado por más de 120 años, a partir de finales del siglo XIX.

Las zonas urbanas que presentan estos hundimientos son 853 localidades, las cuales registran una velocidad del hundimiento mayor a 2.8 centímetros.

Tres mil 700 kilómetros de áreas urbanizadas están expuestas, lo que significa el 15 por ciento del total de estas. En suma, son menos de siete millones de casas habitación vulnerables y 21. 4 millones de personas, detalló.

Cabral Cano añadió que entre las demarcaciones afectadas por el riesgo socioeconómico por subsidencia y fallamiento asociado en la capital de la República mexicana, están, en este orden: Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac y Venustiano Carranza.

Debido al sismo de 2017 aumentó la velocidad de subsidencia; sin embargo, se carece de planes para contener el fenómeno en la metrópoli, por lo pronto: ¡no podemos seguir tirando el agua!, remarcó.

Bien común

Al proseguir, la especialista Mazari Hiriart detalló que la zona sísmica en los antiguos lagos de la CDMX es como una “gran gelatina” porque se trata de arcilla moldeable.

Esa área es también sísmica, y si se “le ponemos más leña al fuego” con fallas, fracturas, permeabilidad, formaciones geológicas, pozos, cambio de uso de suelo, pérdida de biodiversidad, densidad poblacional, sitios de actividades productivas y el cambio climático, lo que tenemos es “una zona de inminente desastre”.

Esta situación tiene relación con los recursos hídricos, con nuestro bien común que es el agua. Lo que tenemos es una franja que nos debe hacer abrir los ojos y pensar qué podemos hacer antes de que sea demasiado tarde; debemos analizarla con la perspectiva de la Zona Metropolitana del Valle de México y también de la Megalópolis (Toluca, Cuernavaca, Cuautla, Puebla, Pachuca, Tula, etcétera).

La expansión urbana de la capital del país, agregó, se disparó en todas direcciones a partir del año 2000, lo que ha ocasionado consumo de 60 metros cúbicos por segundo de agua solo en esta urbe, la cual continúa su crecimiento.

Tenemos una superficie que representa menos de 0.2 por ciento del total nacional con una población de casi 20 por ciento global; es decir, una gran densidad demográfica, lo que nos pone en un escenario de mayor vulnerabilidad, alertó Mazari Hiriart. PdC.

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